Domingo García Belaunde
Expreso, 17 de junio del 2025
Todo un alboroto se ha armado con la firma, por la presidenta de la República, en Niza, de un Tratado de Alta Mar dentro del marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos. Compruebo una vez más que la gente, aun de buena fe, habla de oídas y sin informarse. Es una actitud que vemos con frecuencia y que tenemos que superar. Veamos el caso.
Como se sabe, en el mar se considera que existen varios segmentos y espacios, y esto desde siglos atrás. Lo que siempre existió fue el mar territorial, primero de 3 millas, luego de 6 y hoy de 12. Lo único novedoso fue la declaración peruana de 1947 y la posterior Convención del Pacífico Sur de 1952, firmada por el Perú, Ecuador y Chile. En ellas no se hace mención a un “mar territorial”, sino a una zona de 200 millas para fines de explotación marina, que es lo que se ha defendido siempre. Así consta en las constituciones de 1979 y de 1993, en donde la referencia es clara a un “dominio marítimo” de 200 millas que se ejerce de acuerdo a ley y a los tratados que el Perú ratifica. Dicho sea de paso, en dichos debates la tesis territorialista formulada tardíamente por el expresidente Bustamante fue rechazada.
Todo esto fue consagrado en la Convención del Mar aprobada en Jamaica en 1982 y nunca ratificada por el Perú. Hoy esa convención está vigente desde 1994 y ha sido aprobada por 168 países. Aún más, en el reciente conflicto de La Haya con Chile, el tribunal internacional utilizó parcialmente esa convención para la sentencia que finalmente emitió.
Ahora bien, la legislación peruana y la Convención del Mar no toman postura alguna sobre “alta mar”, que es lo que está más allá de las 200 millas. Esto es algo que no se ha tocado.
Y es lo que precisamente desarrolla el tratado firmado en Niza. Es decir, algo que no afecta al Perú, sino que eventualmente podría beneficiarlo. Y entonces… ¿por qué tanto escándalo…?
Un punto más. El o la presidente es quien dirige la política exterior, y por eso puede tomar ese tipo de decisiones. Pero no obliga al Perú. Falta aún que el Congreso de la República tome conocimiento de ello, lo discuta y eventualmente lo apruebe o no. Y si es así… ¿a qué viene ese ruido cansino?