Domingo García Belaunde
Perú21, 1 de setiembre del 2025
«Algún despistado ha señalado uno que otro error, lo cual es irrelevante, pues el libro es básicamente un testimonio y eso es lo que ha hecho».
La Feria del Libro cerró sus puertas en días pasados con una concurrencia masiva de personas, más de quinientas mil, con grandes ofertas y presentaciones de libros, todas muy concurridas. Lo fue en el clásico parque de los Próceres, que en mi lejana juventud se conocía como bosque Matamula. Entre ellas fue muy celebrada la presentación del libro de Edwin Oviedo, otrora exitoso dirigente del fútbol nacional y que llevó al Perú al Mundial después de grandes esfuerzos.
Yo lo traté hace años y lo ayudé en lo que pude, pero ya desde entonces advertí que tenía enemigos fieros y amigos tibios. Nadie me lo ha contado, pues lo he visto, como el entonces fiscal Carrasco de Chiclayo vino a Lima para incordiarlo con los jueces que veían sus casos. Este mismo personaje fue ministro de Castillo, lo cual comprueba a las claras su propia fisonomía.
Luego, y a la mala, Oviedo fue procesado en Chiclayo, en donde se le acusó de todo y hasta estuvo en la cárcel 500 días, privilegio que mucha gente honorable ha pasado, hasta que finalmente ha sido absuelto de todos los cargos. En otras palabras, no ha sido declarado inocente —pues la inocencia siempre se presume–, sino más bien no culpable, como se dice en el uso forense norteamericano.
Y todo eso lo ha puesto por escrito en un librito llamado El caso Oviedo, que me permito recomendar vivamente. Algún despistado ha señalado uno que otro error, lo cual es irrelevante, pues el libro es básicamente un testimonio y eso es lo que ha hecho. En lo personal, creo que ha hecho bien Oviedo, para que exista un testimonio, uno más, de cómo en este país muchas veces la justicia se trata a patadas.
En un ambiente cálido y de simpatía, la obra fue presentada por el mismo autor con el acompañamiento del periodista Álvarez Rodrich, el ‘Nene’ Cubillas y Ricardo Gareca. Y, por cierto, con una concurrencia masiva que no hizo más que confirmar la honorabilidad y el reconocimiento que merecidamente ha recibido Oviedo.