Entrevista a Diego Macera
Perú21, 17 de setiembre del 2025
Nicolás Castillo Arévalo
Asegura que cerca de tres cada cuatro afiliados tienen menos de S/5,000 en sus saldos.
Tras el respaldo de la presidenta Dina Boluarte al octavo retiro, el director del Instituto Peruano de Economía, Diego Macera, habla sobre el impacto de este nuevo acceso.
El mensaje de la presidenta de apoyar un nuevo retiro, ¿qué implicancias tiene para el sistema?
Hay implicancias macroeconómicas, por ejemplo, sobre los bonos soberanos que emite el Gobierno y sobre el tipo de cambio, pero la verdad lo más importante es la señal que envía: que ya nadie tiene mayor intención de hacer frente al populismo. En parte es decepcionante, pero pensándolo bien tampoco sorprende.
¿Cuál sería el impacto de un nuevo retiro?
Cerca de tres de cada cuatro afiliados con saldos de menos de S/5,000 en sus cuentas de retiro. Para los mayores de 50 años que hicieron varios retiros será muy difícil recomponer su saldo y llegar a pensiones adecuadas. Más allá del impacto sobre el mercado de capitales y variables financieras, lo fundamental es el impacto sobre el afiliado. Ningún analista extranjero puede creer lo que estamos haciendo aquí con nuestros ahorros, es algo inédito en el mundo.
¿Existe el riesgo con esta medida de que se pueda estatizar los fondos privados y convertirlos en un fondo de jubilación estatal y miserable para “todos”?
No creo que sea el camino que seguimos, felizmente. Sería el peor escenario posible, y nadie quiere que le roben —o “solidaricen”— sus ahorros. Es de algún modo lo que pasó en Argentina y Bolivia. Es bueno que la gente sea consciente que esa plata existe y es suya, eso hace que sea más difícil la estatización, pero al mismo tiempo se ha desnaturalizado el motivo por el cual esa plata está ahí en primer lugar.
Con la Ley de Modernización Previsional se deja claro que con un nuevo retiro de fondos no se podría ser beneficiario de una pensión mínima. ¿Acaso el gobierno está promoviendo un retiro para que la gente no califique? Porque al final la pensión mínima es un gasto fiscal.
Ese costo se vería a largo plazo, y honestamente no creo que el gobierno esté tratando de limitar el gasto fiscal para las siguientes administraciones. Ha sido más la presión popular y las pocas ganas de defender la opinión inicial, responsable, del MEF, y de todas las instituciones serias. En cualquier caso, así como la ley actual prohíbe los retiros, pero otra ley puede autorizarlos, lo mismo puede suceder con la restricción de la pensión mínima a quienes retiran. Una ley cambia otra ley.
Si todos sacan e igual hay pensión mínima, ¿es un mayor gasto fiscal?
El actual reglamento ya es bastante generoso con quienes hicieron retiros, y eso a cuenta de todos los contribuyentes. Al final, el costo fiscal de la reforma dependerá de cuánto queramos garantizarle de pensión mínima a quienes sacaron plata en los siete retiros anteriores y quizá también este que se viene. Ojo que todo esto supone que existe pensión mínima, y por lo tanto existen pensiones. Con el sistema del 95.5%, nada de esto realmente aplica para la mayoría porque no hay pensiones, solo ahorros forzosos de plazos largos.
¿Cómo queda su ministro de Economía que hace unos días ha estado en Londres y Madrid sosteniendo que no estaban a favor de la norma y que la observaría, ¿importa la credibilidad del MEF?
Por supuesto que importa y es una pena ese retroceso por factores políticos. El MEF debe cuidar sus fueros, y este es uno fundamental. Habrá que escuchar al ministro explicar por qué cambió de opinión.
¿Qué opina sobre la reforma?
Tiene algunas cosas buenas y otras no tanto. Entre las buenas, por ejemplo, la pensión mínima garantizada (que debió diseñarse mejor, pero es un avance) y la eliminación del 95.5%. Entre las malas, la pensión por consumo —que subsidia a los de más plata—, la comisión variable para las AFP —que podría ser más cara y menos efectiva que la actual comisión por saldo—, y la posibilidad que entidades no especializadas entren a administrar fondos.
¿Cuál es el riesgo de no poner paños fríos?
Creo que ha quedado claro que los argumentos técnicos no sirven mucho en esta discusión. Se mueve solo a un nivel político y emocional. Sí me preocupa cómo podría utilizarse el asunto en la campaña que viene. Hay ideas realmente malas dando la vuelta en redes sociales, y están aprovechando el momento para empujar con todo su agenda. Y al frente no existe una respuesta política organizada que pueda responder con algo coherente y convincente.