Por David Tuesta, Economista jefe de la Unidad de Inclusión Financiera del BBVA Research
El Comercio, 14 de agosto de 2016
Todo indica que el gobierno del presidente Kuczynski esta vez sí va a reformar el sistema de pensiones. Son muchas las dudas que nos genera su actual funcionamiento, pero quizá uno de los temas más inquietantes es el de la pensión que recibiremos al momento de jubilarnos. El afiliado vive en la total ignorancia sobre este hecho porque nadie le da pistas respecto a la pensión que podría aspirar de acuerdo a cómo viene ahorrando y las contingencias que puede esperar.
Si queremos comenzar a reformar el sistema de pensiones debemos ser muy transparentes ante la población respecto a lo que el sistema es capaz de brindarles. Es la única manera bajo la cual los trabajadores sabrán si lo que están acumulando en su cuenta individual alcanzará o no. Y por cierto, es el camino más seguro para detener la gran demagogia de la cual se aprovechan algunos políticos para construir sus carreras.
Basándonos en el estudio de pensiones más detallado que se ha hecho para el Perú, se puede tener una visión cruda pero realista del tema. Al día de hoy la ONP brinda pensiones que en promedio están alrededor de los S/500. En el sistema de las AFP, en cambio, el ahorro acumulado alcanzaría para rentas vitalicias que darían pensiones promedio alrededor de los S/900. En ambos casos, hay que tener claro que los promedios esconden grandes dispersiones que pueden ir desde pensiones nulas o escasas, hasta pensiones que superan los S/1.000 en el caso de la ONP o S/5.000 en el caso del sistema privado.
Sin embargo, una información más adecuada para ver la capacidad de las pensiones es calcular lo que se conoce como tasa de sustitución o reemplazo; es decir, el porcentaje que representa la pensión respecto a la remuneración promedio de los últimos 10 años antes de la jubilación. Para el caso de la ONP esta tasa de sustitución al día de hoy puede fluctuar entre 500% y 30%, debido a sus reglas y subsidios. Mientras tanto, en el caso de las AFP, la tasa de sustitución promedio refleja pensiones que pueden representar entre 45% y 65% de las últimas remuneraciones, para aquellos que aportan con cierta regularidad.
¿Pero qué pasará más adelante con aquellos que recién han empezado a aportar a su AFP? El estudio citado permite predecir que las pensiones medidas por la tasa de sustitución disminuirán dramáticamente. Las pensiones de las AFP que hoy representan como mucho el 60% de las remuneraciones pasarían en tres décadas a ser solo de 35%. En otras palabras, los futuros jubilados experimentarán una pérdida de capacidad adquisitiva que podría llegar a ser del 40% en sus pensiones.
¿Y por qué tanta caída? Partamos diciendo que no es culpa del mecanismo de capitalización detrás de las AFP. Las razones descansan en factores de carácter paramétricos, demográficos, laborales y financieros: (i) la tasa de aporte de 10% es limitada, (ii) las generaciones futuras no tendrán bono de reconocimiento, (iii) la esperanza de vida crecerá aceleradamente, (iv) la edad para jubilarse de 65 años es inconsistente con esperanzas de vida mayores, (v) las rentabilidades tendrán un horizonte no tan auspicioso como antes, y (vi) no hay visos de que las distorsiones del mercado laboral disminuyan.
Teniendo en cuenta la importancia de las pensiones, es una falta de respeto total que al día de hoy, con casi 25 años de funcionamiento del sistema, los actuales afiliados no tengan ni idea de la pensión a la que pueden aspirar con los ahorros que vienen acumulando en su cuenta individual de capitalización. Informar solo sobre el saldo, rentabilidades y comisiones es insuficiente. El ahorro para pensiones no es una simple cuenta bancaria. La gente con estos datos no puede calcular ni tener idea respecto a la pensión que podría recibir. Y esta actitud de letargo por parte de los que son responsables de este tema que mantiene a la gente en la ignorancia es la madre de todos los malentendidos sobre el sistema.
Para informar al afiliado sobre la pensión que podría recibir, no se necesita esperar a convocar a una comisión de expertos para reformar las pensiones. Se puede hacer ya. Se requiere solo de una decisión clara del gobierno y del organismo regulador. ¿Por qué no se informa? ¿Por qué es muy complicado? Entonces, imagínense la incertidumbre en que viven los afiliados. Uno de los roles que tiene el Estado es intervenir cuando hay fallas de mercado. Pues hay que avisarle al Estado que aquí es muy necesario su trabajo por el cual los contribuyentes pagamos.
Lampadia