Daniela Ibáñez de la Puente
El Comercio, 16 de junio del 2025
Conforme un problema se torna muy complejo de entender, buscamos señalar a un gran culpable. En los últimos años en el Perú, los resultados electorales han sido insatisfactorios, brindándonos representantes que desaprobamos e inclusive han puesto en riesgo la democracia. Muchos señalan a Keiko Fujimori como la responsable directa o indirecta de estos problemas, y opinan que no debe presentarse a la presidencia en las siguientes elecciones.
“Keiko siempre pierde en segunda vuelta y da paso a los radicales o a la ingobernabilidad”. Algunos alegan que Castillo alcanzó el nivel de respaldo que tuvo en la segunda vuelta del 2021 solamente en virtud de la unión entre la izquierda y el antifujimorismo. Sin embargo, recordemos que cuando Castillo dio el golpe de Estado, el 51% de la población manifestó la falsa creencia de que había sido realmente un golpe de parte del Congreso (Ipsos, febrero 2023). Es decir, el respaldo a Castillo alcanzó niveles similares a la segunda vuelta sin necesidad de que Keiko esté en la figura.
Sobre la ingobernabilidad, se dice mucho sobre la animosidad entre los fujimoristas y PPK, pero recordemos que PPK convocó como ministros y asesores a personajes adversos al fujimorismo y dividió la bancada a la hora de buscar detener su vacancia. Es decir, la hostilidad fue mutua. Lo que este quinquenio nos ha demostrado es que no se necesita ganar la presidencia para generar condiciones de ‘pax romana’, si bien una de carácter perverso, sosteniendo a una presidenta profundamente impopular.
“Keiko detiene el surgimiento de un líder de derecha que traiga una nueva perspectiva”. Sí, es cierto que el fujimorismo representa una postura socialdemócrata en lo económico y conservadora en lo social. Sería refrescante ver una opción política que abogue por una menor intervención estatal en la economía, la desburocratización y, por qué no, una postura más liberal en lo social. Es poco probable que el fujimorismo abandere esta reforma, en especial viendo las iniciativas de gasto público excesivo que han apoyado desde el Congreso.
¿Ahora, las otras opciones de la derecha peruana son muy diferentes? La respuesta es negativa. Si bien López Aliaga ha manifestado la intención de recortar ministerios de llegar a la presidencia, en su gestión al mando de la Municipalidad de Lima ha demostrado que no le teme al gasto o al endeudamiento excesivo. Phillip Butters ha manifestado querer comprar oro a los mineros ilegales a través del BCR y ponerle una barrera a la inversión extranjera, en especial la chilena. Respecto de Carlos Álvarez, su visión económica está ligada intrínsecamente a su visión social, en especial su énfasis en la seguridad. Es decir, en lo económico, la derecha peruana no exhibe mayores diferencias ni superioridades al fujimorismo de siempre.
Los problemas del Perú no desaparecerán de Keiko Fujimori abstenerse de la política. Las municipalidades no dejarán de ser ineficientes, la regla fiscal seguirá quebrándose, los antis no desaparecerán, las personas no dejarán de estar desinformadas sobre cómo reducir la pobreza. Mirémonos profundamente y sincerémonos: el problema es más grande que Keiko Fujimori. «Diario El Comercio. Todos los derechos reservados.»