Muchos de los grandes proyectos de infraestructura y de desarrollo que el país ha necesitado se han financiado gracias a una combinación virtuosa entre las empresas financieras y los participantes del mercado de capitales. Esto habría sido imposible sin la reforma más importante y exitosa que se haya realizado en el Perú en los últimos cien años: la creación del Sistema Privado de Pensiones (SPP).
Esta reforma, diseñada para asegurar una vejez digna para millones de afiliados, tuvo otra consecuencia extremadamente positiva para el país: ser la base sobre la que se generó un mercado de capitales local, incipiente pero en crecimiento y con un grado de sofisticación cada vez mayor. Con esta reforma, aparecieron los fondos mutuos y las compañías de seguros de vida, inversionistas institucionales que tienen hoy más de US$ 50,000 millones en activos administrados tanto en el Perú como en los mercados internacionales.
Hoy, todos los que participamos del mercado de capitales estamos haciendo los mayores esfuerzos para que este sea más profundo y líquido, con la visión de convertirnos en un centro financiero en la región. Tenemos todas las características para serlo y hacia allí seguiremos empujando.
Pero el peor enemigo de un peruano es otro peruano: el Sistema Privado de Pensiones no deja de ser atacado y cuestionado. Parece que nos molestara tener un sistema exitoso. Estoy seguro de que siempre podemos mejorarlo, pero hoy lo que se busca es destruirlo.
En ese contexto, la semana pasada se presentó un estudio sobre el sistema previsional peruano preparado por reconocidos académicos de la Universidad del Pacífico. Lo he leído y lo que he encontrado es un documento muy ligero en su análisis, con errores serios y, sobre todo, con unas propuestas que encuentro sorprendentemente pobres.
Las conclusiones mencionan que somos un país informal y por ello es un error tener un sistema con aportes basado en salarios. ¿Es la idea?, ¿que todos nos volvamos más informales de lo que ya somos? Por otro lado, mencionan que no hay evidencia de que los peruanos no ahorran para su vejez. Les sugeriría que pregunten a los propios trabajadores de la UP si tienen resuelto el tema de su jubilación. Algo más de trabajo de campo podría hacerse.
Los aportes que trae este estudio son ofrecer una pensión de S/. 200 a todos los mayores de 65 años y eliminar los aportes obligatorios a los sistemas público y privado. Sí, esas son las propuestas…. No solo son pobres, sino que no incluyen ninguna consideración sobre qué pasaría con el desarrollo de nuestro país sin el SPP. ¿Cómo se financiarían los proyectos de infraestructura que necesitamos? ¿Cómo habríamos respondido a la crisis del 2008 si no hubiésemos tenido un sistema financiero sólido y nuestro mercado de capitales interno?
Llegó el momento de salir a defender una reforma que ha sido exitosa y buscar cómo incorporar a más peruanos a la misma. Todo el ruido no nos hace bien como país y, si no le va bien al país, no le va bien a las pensiones de todos nosotros.