Por: César Peñaranda Castañeda, Economista
Gestión, 8 de julio de 2019
El crecimiento económico del Perú a ritmo decreciente en la presente década se profundizó en particular a partir del 2014, cuando apenas se creció 2.4% y se repitió en el 2017, con 2.5%, con lo que el promedio para el periodo 2014-2018 es de tan solo 3.2%, la mitad del promedio alcanzado entre el 2007-2011 (6.7%), que puede agudizarse en el presente año, pues la tasa estará alrededor del 3%.
Esto facilita a los enemigos del sistema económico de economía social de mercado, que establece la Constitución, atribuirle la causa principal y, por ende, los problemas socioeconómicos que aún enfrenta el país, desconociendo el significativo avance logrado desde inicios de la década de los 90, cuando se rompió con el esquema económico de presencia asfixiante del sector público y el populismo intrínseco a ello.
Aducen los críticos que el mencionado sistema capitalista ha fracasado y que genera mayor inequidad, no obstante que la distribución de ingresos ha tenido una mejora, e ignoran que ante los elevados niveles de pobreza lo aconsejable era concentrar el esfuerzo en reducirla vía crecimiento económico, pues es lo más eficaz, y no buscar equidad en la pobreza, como parece que es lo que predican.
Ante esto y en un contexto político complicado que se enrarece cada vez más, escenario propicio para que los contrarios al sistema imperante arrecien con sus mensajes y comentarios negativos, es oportuno refrescar los importantes avances obtenidos desde la perspectiva de los ingresos. Concretamente, cómo ha evolucionado en lo que va del presente siglo la pobreza (disponer de menos de US$ 4 al día), los llamados vulnerables o clase media no consolidada (entre US$ 4 y US$ 10) y la clase media propiamente tal (entre US$10 y US$ 50).
En el año 2000, la población del Perú alcanzaba los 25.9 millones de habitantes, de los cuales 50.5% eran pobres, 33.8% vulnerables y la clase media apenas representaba el 15.2%; el 0.5% restante tenía ingresos diarios por encima de los US$ 50. En 18 años, se produjo un cambio profundo de esta estructura social, al revertirse la misma en el 2018, cuando la población llegó a 32.2 millones, con 20.5% pobres, 34% vulnerables y 44.5% clase media; se duplican (1%) los que disponen de ingresos diarios mayores a US$ 50.
Muchos peruanos están aún en situación desfavorable, casi 7 y 11 millones son pobres y vulnerables, respectivamente, pero es inaceptable que se desconozca este sustancial avance con alto contenido social fruto del sistema económico vigente desde los 90, pues es gracias a la estabilidad macroeconómica alcanzada, las reformas estructurales que se realizaron a inicios de esa década y la política económica que se sigue desde 1991, con ajustes por diferentes escenarios y coyunturas que se enfrentan, pero manteniendo lo básico que, en esencia, es respetar los fundamentos macroeconómicos.
Lo relevante para revertir la tendencia decreciente de la economía en la coyuntura actual es retomar en el corto plazo la dinámica económica destrabando la actividad productiva e impulsando en especial la inversión pública y privada, sectorial y de infraestructura, a la par con profundizar el modelo con visión de medianolargo plazo. Esto último implica mantener la estabilidad económica; fortalecer la institucionalidad imponiendo el imperio de la ley y enfrentando la corrupción e inseguridad; y elaborar las reformas estructurales pendientes, como la laboral, tributaria, educativa, de salud e innovación, ciencia y tecnología, claves además para aumentar la productividad y reducir la informalidad. Todo esto teniendo presente que el agente económico central es el sector privado.