El 70% de las exportaciones del país corresponden al sector minero-energético. Nuestros principales compradores están en camino hacia la autosuficiencia energética. Tenemos el reto de transformar nuestra canasta productiva en agro, manufactura, servicios y turismo, y aprovechar, cada vez más, los acuerdos comerciales con los que los productos colombianos pueden acceder a más de 1.500 millones de consumidores.
Los 13 acuerdos comerciales suscritos por Colombia fueron firmados para eliminar barreras comerciales. El reto, ahora, es eliminar barreras mentales. Mitos que de tanto repetirlos hay quienes los vuelven realidad.
El primer mito que ha hecho carrera: “Los acuerdos de libre comercio son buenos solo si generan superávits comerciales”. Falso. Es natural que se presenten déficits con unos países y superávits con otros, dependiendo de las ventajas comparativas relativas. No es realista pedir al Gobierno que adopte como objetivo de política eliminar todo déficit comercial bilateral. Es posible tener un déficit bilateral indefinido con algún socio. Lo que no debe haber es un déficit global persistente.
El segundo mito: exportar es bueno e importar es malo. Falso. La idea de que las exportaciones crean empleos y las importaciones los destruyen es muy popular, pero no es cierta. Para exportar hay que importar. Cada día más, los países y las empresas se especializan en producir partes de los bienes finales conformando cadenas globales de valor. El comercio de bienes intermedios es el de mayor dinamismo global y se constituye en un motor de crecimiento. Restringir las importaciones significaría impedir la integración a las cadenas globales de valor.
El tercer mito: las crecientes exportaciones mineras inhiben las exportaciones industriales. Chile y Noruega, entre otros, son ejemplos de que tener una alta participación de la minería en la canasta exportadora no impide que se desarrollen otras industrias.
El cuarto mito: las exportaciones industriales son “mejores o preferibles” que las mineras. Falso. Quienes así piensan, pregúntenle a un ciudadano de los Emiratos Árabes. Él, sonriente, les podría explicar lo importante que es tener poder adquisitivo.
La riqueza de Colombia en recursos naturales hace natural que el país se hubiera propuesto aprovechar el alto precio de los commodities (principalmente petróleo, carbón y oro) y la demanda de países como EEUU durante el periodo 2005-2012. Y tiene sentido que Colombia se especialice en productos derivados de sus productos primarios y en las industrias que se desarrollan alrededor de estos.
El quinto mito: los bienes primarios agrícolas y mineros carecen de valor agregado. Falso. Si la producción de bienes como el algodón no generara los recursos para remunerar el capital y el trabajo empleados (definición de valor agregado), simplemente no se producirían.
El sexto mito: los acuerdos de libre comercio garantizan el desarrollo. Existe una correlación positiva entre el grado de apertura al comercio exterior y el crecimiento del PIB. No obstante, el grado de apertura no explica la brecha entre países. Las políticas educativas, de salud e infraestructura, entre otras, siguen jugando un papel fundamental en el desarrollo.
Las mayores barreras para el crecimiento son las mentales. Tumbemos esas barreras. Tenemos que modernizarnos. La innovación, y no la protección, es la mejor herramienta para competir por consumidores en el mundo. ¡Atrévete a competir!