Por: Carolina Jaimes Branger
Diario “El Nacional” de Venezuela, GDA
El Comercio, 10 de octubre del 2023
“El régimen sigue utilizando esas disputas internas de la oposición para retratarla como una fuerza desorganizada y sin rumbo”.
Una o varias disputas debilitan la resistencia contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Hablo de la oposición que, en lugar de unirse contra el enemigo común, se ha visto sumida en una lucha interna que ha debilitado su capacidad para enfrentar al oficialismo.
Al momento en el que escribo estas líneas no sabemos si va a haber elecciones primarias. El régimen de Maduro, en bajos históricos de popularidad, tiene sin embargo la fuerza para torpedear las primarias, porque la oposición se opone a sí misma en lugar de al régimen. Una muestra constante de que una de las principales razones por las que la oposición venezolana no ha logrado derrocar al régimen de Maduro es la falta de unidad interna.
Esta fragmentación, aunada con las divisiones internas de los diversos partidos políticos y líderes opositores –que han protagonizado disputas y rivalidades en público, en vez de lavar los trapos sucios en casa– ha llevado a una fragmentación perjudicial que ha debilitado su capacidad para ofrecer una alternativa sólida y coherente al chavismo.
Por supuesto, estas actitudes hablan de una carencia total de estrategias claras y unificadas, porque, en lugar de establecer un plan para enfrentar al régimen de Maduro, los opositores han adoptado enfoques divergentes y contradictorios. Algunos han optado por la confrontación directa, mientras que otros han optado por la negociación o el boicot electoral. Y todo a la luz pública, lo que causa desconfianza, confusión y –lo peor– ha debilitado la capacidad de la oposición para movilizar a la población y generar un cambio efectivo.
Esta pérdida de confianza y credibilidad no debería menospreciarse, pero la menosprecian. Ya la población venezolana ha sufrido demasiado como para que quienes podrían ser una alternativa erosionen la confianza y la credibilidad de la ciudadanía. Los constantes enfrentamientos públicos y las disputas han generado desilusión y escepticismo entre los ciudadanos, quienes ven a la oposición como un grupo fragmentado y sin capacidad para brindar soluciones concretas a los problemas del país. Esta pérdida de confianza ha debilitado la capacidad de la oposición para movilizar el apoyo popular y generar un cambio político significativo. Es más, como suele suceder, cuando alguien apoya a otra persona o a una causa, puede tener altas expectativas sobre su desempeño o comportamiento. Y si esa persona o causa no cumple con esas expectativas, puede generar una sensación de decepción y frustración, lo que lleva a un enfado mayor.
El sentimiento de traición puede ser especialmente fuerte cuando alguien ha apoyado sinceramente a otra persona y luego descubre que ha sido engañado o que esa persona ha actuado en contra de sus intereses, y esa sensación de traición puede generar una respuesta emocional intensa. Además, la mayor proximidad emocional hace que las personas tiendan a desarrollar una conexión más fuerte con aquellos a quienes han apoyado y cualquier acción o comportamiento negativo de esa persona es percibido de manera más personal y, por lo tanto, provoca una reacción negativa mucho más emocional.
Por supuesto, en lo que ha desembocado esta lucha interna de la oposición es en beneficios para el régimen de Maduro. Le ha permitido al gobierno mantenerse en el poder con mayor facilidad. Y el régimen ha utilizado –y sigue utilizando– esas disputas internas de la oposición como una herramienta no solo para deslegitimarla, sino también para retratarla como una fuerza desorganizada y sin rumbo, aunque ellos también lo sean. Por eso continúan con sus prácticas antidemocráticas, porque no hay una resistencia efectiva.
La oposición venezolana se encuentra en una encrucijada crucial, haya o no haya primarias. Para poder enfrentar de manera efectiva al régimen chavista y buscar una solución a la crisis en Venezuela, es fundamental que los líderes opositores superen sus diferencias y trabajen en conjunto. La unidad, la claridad estratégica y el restablecimiento de la confianza y la credibilidad son elementos esenciales para lograr un cambio real. Solo mediante la superación de sus divisiones internas, la oposición podrá enfrentar a Maduro y trabajar para reconstruir el país. Si no, seguirán la diáspora, el hambre, la falta absoluta de educación, de servicios públicos, de producción de bienes y un largo etcétera, mientras los chavistas terminan de raspar lo que queda de la olla.
–Glosado y editado–