Carlos E. Gálvez Pinillos
Publicado en la revista especializada Todo Minería
2 de enero, 2023
El potencial geológico peruano y el portafolio de proyectos mineros disponible para su ejecución, son un activo indiscutible de nuestro país. No obstante, por distintas razones, entre las que destaca la conflictividad social, no hemos sido capaces de avanzar en su ejecución a la velocidad que merecemos.
Entre las causas principales tenemos:
- Una situación política inestable, con una sucesión de gobiernos mal elegidos.
- Por lo anterior, inestabilidad en las políticas de gobierno.
- Cambios en la burocracia sin respetar la meritocracia, incorporando a gente no calificada.
- Demora inaceptable en el otorgamiento de permisos y mayores trámites.
- Protestas sociales por falta de solución a necesidades básicas regionales.
Nuestro querido país tiene todas las condiciones para crecer y despuntarse del resto del mundo en muchos sectores económicos, pero particularmente en el sector minero, donde nuestra gente es capaz de competir con los mejores del mundo en su categoría, pero no los han dejado actuar.
Tal como hemos planteado tantas veces, el Perú merece contar con un plan estratégico, que nos permita identificar:
- Qué país queremos ser.
- Qué tan pronto lo queremos lograr.
- Qué fortalezas vamos a utilizar.
- Qué debilidades vamos a minimizar.
- Qué amenazas vamos a controlar y resolver.
Lamentablemente, ninguno de los gobiernos recientes ha sido capaz de proponer y debatir estos asuntos, para que sean nuestra guía hacia el futuro.
No tengo la menor duda que todos los peruanos queremos vivir felices y unidos, en prosperidad y generando oportunidades a futuro para nuestras siguientes generaciones. Eso lo podremos lograr, si todos compartimos la misma visión y trabajamos juntos para conseguirlo.
Nuestro país tiene condiciones básicas para prosperar en varios sectores económicos, pero es indispensable que tomemos consciencia de tales potencialidades, de modo tal, que no se desarrollen esfuerzos contrarios al logro de nuestros objetivos y maximicemos los beneficios, especialmente cooperando unos sectores con otros, para acelerar el desarrollo y minimizar sus costos.
La agricultura, la pesca, el turismo, la minería y la industria, tienen un gran potencial de desarrollo, pero todas requieren de paz social y de apoyo intersectorial para el logro de nuestros objetivos. Tengamos en cuenta que, estos sectores, pilares básicos de nuestra economía, generan oportunidades de mercado para muchísimas actividades de servicios, construcción de infraestructura, que al final derivan en la mejora de los índices de desarrollo humano de nuestros ciudadanos y su nivel de satisfacción, poniendo al ser humano en el centro de nuestra estrategia.
Lo antes descrito, debe ejecutarse empezando por la mejora en los servicios de salud, educación y mejora generalizada de las facilidades de agua y desagüe en todos los pueblos del país. El Perú, gracias a la incapacidad de los gobiernos pasados, ha acumulado recursos que estaban presupuestados para ser dedicados a esa inversión y no lo hicieron, por eso el malestar de nuestros ciudadanos y su protesta contra el sistema, no porque nuestra Constitución y leyes no sean las adecuadas, sino por una profunda incapacidad de los gobernantes y altísimo nivel de corrupción. Veamos nomás al gobierno de Castillo y sus consecuencias.
Hoy, recién concluyendo el año escolar, este gobierno de transición cuenta con tres meses para mejorar la infraestructura educativa y brindar a los alumnos, a partir de abril, mejores colegios con aulas decentes, con baños. Entrega de tablets con internet a los alumnos y por esta vía, actualizar por la vía virtual los textos escolares con la información correcta y despolitizada que hoy contienen, iniciando también un programa de construcción de colegios, tarea que no se ha ejecutado masivamente desde hace 25 años. Otro tanto ocurre con postas médicas y hospitales para los distintos pueblos del país.
Evidentemente, la pésima regionalización en que nos embarcó el gobierno de Toledo, ha impedido, a base de corrupción y politiquería barata, la ejecución de las obras mencionadas. Obviamente, la regionalización no se puede cambiar de la noche a la mañana, pero las competencias para el desarrollo y construcción de esa infraestructura, si puede ser transferida al gobierno central, cambiando radicalmente la modalidad de ejecución y siguiendo la experiencia trazada en la Reconstrucción con Cambios.
Solo mostrando a nuestros ciudadanos, con hechos concretos, que el Perú está genuinamente interesado en ellos, sentirán lo que nuestra Constitución de 1993, en su Artículo I, dice que “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, lo creerán y defenderán.
Hagamos votos porque, la reincorporación de los técnicos a nuestra burocracia, permita destrabar el proyecto de ampliación de Toromocho, que el involucramiento del Estado y su gestión social, permita que Las Bambas pueda progresar con su segundo tajo y logre operar sin más interrupciones y a plena capacidad, que con la ejecución de obras de infraestructura, permita generar las expectativas positivas para avanzar con proyectos como San Gabriel, hacer que la puesta en orden en la provincia de Espinar, permita avanzar con Ccoroccohuayco, que el Estado, junto con el sector empresarial, “nos compremos el pleito” para desarrollar el proyecto Tía María cuanto antes. Sólo así podremos convencer a la comunidad inversionista de efectuar más exploraciones mineras, avanzar el proyecto de Yanacocha sulfuros, progresar con Galeno, Michiquillay, La Granja, Zafranal, Pampa del Pongo, entre otros. Promover la inversión en un par de refinerías de cobre y construir los ferrocarriles que haría falta para atender todo nuestro desarrollo económico descentralizado.
Nos merecemos la oportunidad de retomar nuestro crecimiento, sin conflictos sociales, e incorporando a todos nuestros ciudadanos en el esfuerzo y beneficio de todos estos proyectos. Lampadia