Por: Carlos Basombrío Iglesias
El Comercio, 25 de agosto de 2021
¿Quién es el principal responsable por un mes de decisiones y omisiones de espanto?
Recapitulemos:
Abdicando de sus atribuciones, el presidente Pedro Castillo aceptó que Perú Libre le propusiera cuatro nombres para escoger al jefe del Gabinete Ministerial. Optó por Guido Bellido, sin experiencia en gestión pública y, en cambio, muy activo en Facebook, donde hacía gala de su machismo y de su homofobia, así como de su admiración hacia los violentos. Afronta tres investigaciones fiscales, una por lavado de activos, otra por apología del terrorismo y una más por terrorismo. Su frase estelar es la siguiente: “¿Qué tienes contra los senderistas?”.
En cambio, el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Iber Maraví, no es del entorno de Vladimir Cerrón, sino del de Castillo, y aparece en atestados de la Dircote como coautor de varios atentados en los 80. Años después, Maraví estuvo en una ceremonia del Conare-Sutep, un vínculo que varias fotos y videos documentan. El primer día de su gestión, el ministerio que encabeza reconoció al Fenatep, el sindicato fundado por Castillo, dando así continuidad a su relación con el Movadef.
Para el cargo de ministro del Interior, el presidente Castillo nombró a un fiscal con licencia, violando la ley. En base a fuentes fidedignas he denunciado antes que el fiscal-ministro presionó a oficiales de la Dircote y la Diviac en relación a investigaciones que ambas direcciones policiales vienen realizando, y que involucran a altos funcionarios del Gobierno, por terrorismo o por crimen organizado en su modalidad de corrupción.
En el Ministerio de Defensa, el mandatario juramentó a un suboficial de tercera de la policía que, en su momento, fue pasado al retiro por una medida disciplinaria y que carece de experiencia en temas del sector. Un ministro que aceptó que una institución no deliberante como la Marina fuese la que expresara el comprensible repudio a las imputaciones hechas por el entonces canciller Héctor Béjar, en lugar de alzar él su voz de protesta como titular de Defensa y, en caso de no recibir apoyo presidencial, renunciar al cargo.
Otro profesor amigo fue designado como ministro de Transportes y Comunicaciones y, desde entonces, la cartera en cuestión ha destacado por sus nombramientos.
Del viceministro de Comunicaciones, por ejemplo, se descubrió que plagió gran parte de su tesis y que falsificó una constancia de trabajo. El director de ‘ProMovilidad’, por su parte, no duró ni una semana en el cargo luego de que se conoció que fundó una planta de revisiones técnicas que fue cerrada por la Sutrán por dar certificados sin inspeccionar a los vehículos. Entre la lista de los coches que dicha planta había ‘aprobado’, estaba el camión-cisterna que ocasionó la muerte de 34 personas en Villa El Salvador en enero del 2020.
Hay otros más, pero dejo el recuento aquí para no opacar al ministro de Vivienda, que también ha hecho lo suyo. De su jefe de gabinete de asesores se supo de inmediato (bastaba con ‘googlearlo’) que tenía una denuncia por suplantación de postulantes en exámenes de admisión. Su reemplazante es investigado por crimen organizado y lavado de activos en un expediente que, por cierto, se encuentra en el despacho del aún fiscal Carrasco.
Otro ministro notable es el de Cultura, cuya designación el propio Cerrón no comparte. Ya conocida su afición por el tiro al aire, destaquemos sus dos primeras ideas para el sector: eliminar el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y rescatar del fondo del mar la Covadonga.
En este agosto aciago, el presidente Castillo no ha dado entrevistas a la prensa, por la que siente desconfianza y una poco disimulada animadversión. No ha dejado que se le pregunte, por ejemplo, por las nuevas y graves acusaciones contra Cerrón y Bellido. Su silencio dice más que todas sus palabras sobre su lucha contra la corrupción.
En lo que sí ha estado activo es en la formación de su partido magisterial y popular. La tarea se la ha encargado a la profesora Mery Coila, del Fenatep, cuya extrema radicalidad quedó perennizada en un video difundido por Latina en el que resume su desprecio por el Partido Comunista del Perú-Patria Roja (que controla al Sutep), reclamando que este “no tiene nada de comunista, ni nada de rojo”.
Este balance viene a cuenta porque el último domingo Enrique Castillo, conductor del programa televisivo “Agenda política”, reveló que el presidente, cansado de Cerrón, había decidido cambiar entre cuatro a seis miembros de su Gabinete, incluyendo a Bellido. Paola Ugaz, en “La República”, ha narrado con detalles la tensa reunión en la que Castillo les habría comunicado su decisión a Bellido, Cerrón y Roger Nájar.
Cerrón, obviamente, le declaró la guerra: “Defraudar las expectativas del pueblo sería hacer de este gobierno un segundo humalismo”, tuiteó el lunes. Un día antes había escrito: “Por primera vez el pueblo puso un gobierno dirigido por su vanguardia política Perú Libre […] sitiados por los poderes fácticos […] cualquier disidencia es una traición”.
Y ayer el propio Castillo anunció que el Gabinete Bellido iría mañana al Congreso por la investidura.
Estamos, pues, frente a un Gobierno del que cabe esperar cualquier cosa y que quizás mañana termine dando la ‘sorpresa’ de cambiar a Bellido. De no ser el caso, la interpretación más lógica sería que, una vez más, Castillo se achicó frente a un Cerrón que, por razones que no conocemos, parece tenerlo del cogote.
Otra versión que circula es que la verdad es más pedestre: les ofreció el cargo a varias personas, pero ninguna aceptó.
Ambas posibilidades son igualmente inquietantes.