Por Bertha Prieto Mendoza
Publicado en https://lamula.pe el 16 de agosto de 2015
«Tanto predica la PUCP la sensibilidad y la responsabilidad social, pero no lo practica con su propio alumnado.»
Ayer me topé con los tuits de mi amiga Chiara Samander, quien exclamaba que la Universidad la había expulsado de sus cursos por no haber podido pagar la boleta pese a sus múltiples méritos. Conversamos, intercambiamos experiencias, y decidimos unirnos para hacer algo al respecto. Ella escribió una carta que refleja la situación del gran grueso de estudiantes:
“Mañana empiezan las clases y el común denominador de estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú está matriculado en sus cursos. A otro grupo de alumnos, les debe haber llegado un mensaje ayer sábado por la tarde notificándoles que se les ha desmatriculado automáticamente por no cancelar la boleta de pago. En respuesta a esto muchos dirán que tiene sentido (“¿cómo va a estudiar si no ha pagado?”).
Hace casi un año mi mamá perdió el trabajo y desde entonces hemos tenido múltiples dificultades económicas a nivel familiar. Mi papá asume gran parte de los gastos con su sueldo, pero es insuficiente. Ante esta situación pedimos que me recategoricen (que me sitúen en una escala de pago menor a la que tengo actualmente), argumentando que pronto los gastos familiares se incrementarían al ingresar mi hermana a la Universidad y se harían insostenibles. Sin embargo, negaron la petición. No solo eso: nos recomendaron que lleve menos créditos (lo cual terminó sucediendo). Ahí me di cuenta de que la recategorización no es una opción ni un derecho: es un último recurso.
Mi promedio general es 17.13, me encuentro en el 7mo puesto de mi especialidad y en el 26 de mi facultad (que tiene 958 personas). Es decir, estoy en el 2.7% superior de mi facultad. También pertenezco al equipo de atletismo de la PUCP y el año pasado obtuve una medalla de oro y una de plata. Organizo un voluntariado que ha participado en las ferias de la PUCP y trabajo en la Bolsa de Trabajo de la misma Universidad.
Todas las actividades que realizo aportan al prestigio de la PUCP, pero esto no importa. La PUCP solo da becas al 1° y 2° puesto de cada facultad. No existen las medias becas, ni un cuarto de beca, que en otras universidades se les facilita a los que se encuentran en tercio superior.
Ninguno de los factores que he mencionado es relevante para que consideren darme una facilidad. Y como yo, debe haber muchos que son estudiantes destacados, deportistas y/o que realizan proyectos por la PUCP, o simplemente estudiantes que ya no pueden asumir el alto costo de las boletas. Tanto predica la PUCP la sensibilidad y la responsabilidad social, pero no lo practica con su propio alumnado.
Mañana empiezan las clases en la PUCP y yo, al igual que muchos otros, no estoy matriculada. Y no hay nada que pudiera hacer ayer, ya que obviamente el sábado en la tarde la Universidad no atiende. Con esto también quisiera recalcar el gran problema de comunicación que existe entre la PUCP y sus alumnos cuando se trata de lo económico. Al fin y al cabo lo único que les importa es que paguemos, no importa a costa de qué. Con lo cual la educación en esta Universidad sigue siendo un privilegio y no un derecho.
Es sorprendente la cantidad de limitaciones económicas que te pone la Universidad, sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado sus ingresos operativos fueron de S/. 681, 578 soles; y sus egresos, S/. 660, 404. El 42% de los ingresos vino de los derechos académicos de pregrado, que no solo aumentan en porcentaje cada año, sino se concentran cada vez más en las escalas 3, 4, y 5. En el año 2008, el costo por crédito en la escala 3 era de 331.6 soles. Hoy, 7 años más tarde, esa cantidad es la misma que se paga en la escala 2. Asimismo, llama la atención que el porcentaje de estudiantes pertenecientes a la escala 1 se haya reducido de 30 a 11% (2008- 2015).
El actual sistema de escalas es rígido, no hay flexibilidad que permita al alumno demostrarle a la Universidad que necesita ayuda para poder estudiar, y el caso de Chiara lo demuestra. Ella es el claro ejemplo de que no existe una comprensión verdadera de cada caso particular para evaluar una beca o un cuarto de ella. En conclusión, el sistema de escalas y de pago de una Universidad que está “al servicio de la comunidad” como declara en su Estatuto, es poco flexible y comprensiva. La PUCP nunca había dejado tanto en cuestión que sea “de derecho privado sin fines de lucro” como después de lo que he leído.