Por: Arturo Woodman
Expreso, 3 de noviembre de 2020
En relación con las discutibles medidas que el Gobierno ha dispuesto sobre la utilización de las playas, con ocasión de la proximidad del verano, se ha producido un desconcierto enorme, entre otros, aplicarla cuando el verano no se ha iniciado y asume que el problema de las playas de Lima es similar al resto de la Costa.
Aunque es comprensible que el espíritu del Gobierno es adelantarse a los problemas de contagio del virus, que podrían presentarse en las tradicionales aglomeraciones, que efectivamente se presentan, debido a las pocas áreas de playa que tiene la Ciudad de Lima en relación con su población.
Este problema aflora, al igual que ha pasado con la falta de hospitales, camas UCI, oxígeno, equipos apropiados para los médicos, etc., y por lo tanto, tenemos que priorizar tener más áreas de playa, inclusive para los Panamericanos, existía un proyecto de construir un espigón de más de 2.5km, paralelo a la playa y a la altura de los Barracones, a un costo de US$ 30 millones y que nos generaba cuatro beneficios:
1) Se podía practicar y competir en los deportes de sky y remo.
2) Se generará una playa de arena de más de 2.5 km y con un área de 225 mil m2.
3) La proximidad de esta extraordinaria obra producirá en los Barracones, un alza en los precios de los terrenos, mejorando su ornato, seguridad, con un desarrollo inmobiliario moderno.
4) Estos beneficios, pagarían con creces el valor de la obra.
Con ocasión del Bicentenario, este proyecto debe retomarlo la Gobernación del Callao, creándose enormes beneficios sociales, deportivos y de sano esparcimiento.
Independiente de comprender que es factible resolver la falta de playas, retomamos las incoherencias que se presentarán en el manejo del complicado decreto, para evitar aglomeraciones de bañistas que resulten contagiados con el virus, como ha sucedido en Europa.
Si bien es necesario evitar los contagios, evitándose nuevamente la congestión de los hospitales. Las playas son lugares importantes, donde todos debemos tener la posibilidad de disfrutarlas, como medio de esparcimiento y de salud, inclusive al resolverse su ampliación, los residentes en Lima no tendrían que salir, evitándose los gastos que demanda llegar a una playa.
Lima ha logrado tener la útil y bella Costanera y ganarle enormes áreas al mar, pero no ha logrado tener más playas (a excepción de la pequeña, al costado del Club Marino de Chorrillos).
Lamentablemente, al no tenerse visión de ampliar las playas, vienen estas soluciones complicadas y llenas de contradicciones, como que se utilicen de lunes a jueves y precisando que los viernes, sábados y domingos, sólo podrán utilizarla los deportistas y los limeños no podrán ni mirar, ocasionando discriminación y además soportando abusos de los controladores, que sin tener criterio detienen a los pocos aficionados a la pesca playera o a un tablista o nadador por no tener un certificado.
Finalmente, hay que prever los contagios, pero sin exagerar y es imprescindible ampliar las playas en Lima.