Por: Arturo Woodman
Expreso, 4 de Abril del 2023
El país tiene que retomar su orden y crecimiento, los que fueron interrumpidos el 7 de diciembre, cuando el expresidente Castillo dio un inesperado mensaje de golpe de Estado, al proponer públicamente y a través del canal del Estado entre otros puntos: el cierre del Congreso, la reorganización del Tribunal Constitucional, el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación, entre otras importantes instituciones del Estado. Este mensaje fue redactado aparentemente, por su asesor y ex primer ministro, el Dr. Aníbal Torres.
Sin duda, esto produjo en todo el país una sorpresa, acompañada de un temor a que, de acuerdo al mensaje, el Perú sería manejado dictatorialmente por Pedro Castillo y no sería controlado por ninguna institución del Estado.
Castillo venía realizando un Gobierno en teoría democrático, pero en realidad ya había logrado posesionarse como un presidente alejado de la democracia, despreocupado en que el país siga desarrollándose y en que “su pueblo” saliera de la pobreza.
En realidad, el panorama se presentaba muy negativo, camino a que se convocara una Constituyente para cambiar nuestra Constitución, que suprimiría nuestras libertades y entrar al sistema comunista, tal como lo está Cuba o Venezuela con un penoso y espectacular éxodo de alrededor de cinco millones de venezolanos.
A pocas horas de su mensaje, comenzaron a presentarse las renuncias de sus ministros, sin apoyo de parte de la PNP y de las FF.AA., además de un claro movimiento en el Congreso con el fin de vacarlo, pero antes que esto se produzca, se observó que tanto él como su familia abandonaron Palacio, rumbo a la Embajada de México a consolidar su asilo.
Recordemos que hasta el equipo policial que lo custodiaba, interrumpió su huida conduciéndolo a la Fiscalía, donde recibió la instrucción de ir a dormir al Potao, trasladándolo en helicóptero. Esa misma tarde el Congreso con 101 votos, lo vacó.
En fin, vale recordar los acontecimientos de su salida de un desastroso gobierno y la decisión judicial de una detención provisional de 12 meses inicialmente y que se amplió a 36.
Al siguiente día, el Congreso proclamó presidente del Perú a su vicepresidenta Dina Boluarte, que nos está gobernando sin contar con una aprobación aceptable, pero dentro de lo que establece nuestra Constitución.
A los pocos días, vinieron las protestas en el Sur del país, en especial Puno, Cusco, Arequipa, Apurímac, Ayacucho, provocando lamentablemente cerca de 60 fallecidos. Posterior a estos actos de violencia, promovidos por la ciudadanía que no aceptaban el cambio presidencial, el país entró a una calma y disminución de protestas.
Hemos ingresado en algo difícil de entender, gran parte de la prensa no apoya a la presidenta Dina, al igual que un considerable grupo de congresistas, que están proponiendo su vacancia presidencial. Aunque se espera que no prospere, siempre es algo que no es consistente, ya que pensar que el Perú caminará mejor sin Dina, puede ser, pero no es oportuno un cambio en estos momentos con problemas de desastres naturales y conflictos sociales.
Finalmente, el ingreso de Dina al Gobierno nos ha permitido que el Perú siga caminando dentro de la democracia y nuestra Constitución. Romper esta situación, no creo que nos conduzca a tener un mejor gobierno.