Por: Arturo Woodman
Expreso, 20 de julio de 2021
El Perú en sus 200 años de independencia, siempre ha tenido variaciones durante su desarrollo, como referencia de todos estos años están las investigaciones de la serie de historiadores que las realizan.
En esta oportunidad, me referiré a partir del golpe de Estado que dieron las fuerzas armadas encabezadas por el Gral. Velasco en 1968, nacionalizando gran parte de las actividades productivas (petróleo, minas, energía, etc.) incluso la prensa, e instauró una reforma agraria confiscatoria y negativa.
Esta dictadura concluyó 12 años después, eligiéndose nuevamente al Arq. Belaunde, quien devolvió la Prensa y TV a sus propietarios, pero en su gobierno se inició el terrorismo.
En 1985 el joven político aprista Alan García ganó las elecciones y su gobierno terminó desprestigiado al tratar de nacionalizar los bancos, provocando una hiperinflación incontrolable y con un fuerte incremento del terrorismo. Después de 5 años, asumió el Ing. Fujimori, logrando vencer al terrorismo, privatizando todas las actividades que fueron confiscadas, pero abandonó su gobierno.
A partir del 2000 y con gobiernos democráticos (Paniagua, Toledo, García, Humala, PPK) por más de 20 años, el Perú logró un continuo crecimiento económico, bajando la pobreza hasta el 20%, el ingreso per cápita subió más del 4.8% anual y las exportaciones saltaron a más de 42 mil millones de dólares, lo que permitió a nuestros gobernantes manejar presupuestos considerablemente altos.
A pesar de este crecimiento, no se dio mayor importancia: a la salud, educación, servicios públicos, ni a tener un poder judicial ordenado y justo; mostrándose sus carencias con más fuerza en la pandemia (colapso de hospitales, sin oxígeno) que nos llevó a tener lamentablemente el mayor número de fallecidos por millón de habitantes, sumándose el mal manejo de Vizcarra al mantener mucho tiempo confinada a la población, disminuyendo el trabajo e incrementándose la pobreza.
Dentro de este complicado panorama de frustración y descontento, hemos tenido 4 presidentes en los últimos 5 años, con un fraccionado Congreso sin líder, llegando a las elecciones presidenciales con una dispersión de 18 candidatos.
Esta situación dio como resultado que en la segunda vuelta apareciera con fuerza el candidato Pedro Castillo, sin experiencia ni conocimientos de gobierno, representando el descontento y resentimiento de la población más afectada, pero apoyado por el partido Perú Libre que lidera el comunista Vladimir Cerrón, promoviendo el cambio de la constitución que producirá la paralización del país con caos y pobreza.
Cerrón estudió medicina en Cuba donde se integró al comunismo reinante, sin libertad y aislamiento mundial, en dictadura y en pobreza durante 70 años, pero incoherentemente quiere convertir al Perú en Cuba, cuando coincidentemente su población ha dado el grito de libertad que los llevará a la democracia.
Una situación extraordinaria ha sido que la mayoría de peruanos han realizado espectaculares manifestaciones defendiendo la democracia en libertad y aunque es evidente que Castillo será presidente, siempre tendrá al frente a este grupo defendiendo la democracia y oponiéndose al nefasto comunismo.
Finalmente, se prevén momentos difíciles, pero la democracia, con unión, siempre ha superado al comunismo que solo origina en los pueblos, más pobreza y caos.