Por: Arturo Woodman
Perú21, 30 de marzo de 2021
Hace varios años, he expuesto la necesidad de construir dos amplios y modernos hospitales en el antiguo e inoperativo Hospital Larco Herrera, donde precariamente dan servicios de recuperación psicológica ambulatoria y residen 200 a 300 enfermos mentales, sin comodidad, ni tratamiento apropiado.
El terreno Larco Herrera tiene un área de 20 ha. (201 mil m2) donde deberían construirse dos nuevos y modernos hospitales, uno para atenciones de medicina general y el otro para complicaciones psiquiátricas, precisando que estas obras demandarán entre 50 a 60 mil m2 del terreno, permitiendo construcciones de varios pisos, donde tanto los pacientes ambulatorios, como los internos, recibirán una buena y eficiente atención y contando con amplias áreas verdes.
La construcción de dichos hospitales es prioritaria para mejorar la atención que demanda la salud, sobre todo para cubrir el déficit e ineficiencia que se ha podido constatar, con la presencia de la pandemia, que continuará produciendo miles de lamentables fallecimientos de peruanos.
En 85 mil m2 de este terreno se construirá un hermoso parque, lleno de árboles, fuentes de agua, apropiados paseos, etc. sin complicar la presencia de los hospitales, pero aportando una importante área de esparcimiento en Magdalena. En los 61,000 m2 restantes se construiría un Complejo Habitacional, Hotel, Centro de Convenciones y área comercial, que al venderse podrá financiar en gran parte el costo de los hospitales.
Un tema importante es que la propiedad del terreno y la antigua construcción no ha sido ni es propiedad de los descendientes del Dr. Víctor Larco Herrera, como muchas autoridades y ciudadanos erróneamente asumen. Esta propiedad siempre fue y es de la Beneficencia de Lima. El nombre de este viejo complejo proviene por que el Dr. Larco Herrera fue un extraordinario peruano, buen colaborador y benefactor del indicado hospital.
La compra del terreno y las viejas construcciones se realizaron en el Gobierno del Dr. Eduardo López de Romaña, que en enero del año 1902 a través de una RS, declara de utilidad pública la obra y la expropiación a la Universidad San Marcos, de un terreno de 331,141m2 a quienes pagó la cantidad de 629 libras peruanas con 90 milésimas, quedando inscrito el indicado terreno de 33 hectáreas ante el notario Berninzon.
Con el tiempo se venden o pierden 13 hectáreas (130 mil m2) y el año 1966 se independizó el área vendida o invadida, quedando en propiedad de la Beneficencia de Lima dependiente de la Municipalidad de Lima, el área de 201,721 m2, inscribiéndose en la partida electrónica #46599594 corroborando que dicha propiedad siempre ha estado en manos de la Beneficencia de Lima.
Finalmente, es inaceptable que siendo prioritario tener una especial atención de salud para los peruanos y existiendo una clara necesidad de buenos y modernos hospitales, ni el gobierno, ni la Municipalidad, ni la Beneficencia de Lima puedan seguir el ejemplo del presidente López de Romaña, quien hace 119 años se preocupaba por brindar servicios de salud a los ciudadanos. Hoy se debería llevar adelante este necesario y financiable proyecto.