Por: Arturo Woodman
Expreso, 22 de diciembre de 2020
El martes pasado, el país recibió una mala noticia, que debe tomarse como una “alerta” a nuestro comportamiento económico. La calificadora crediticia Fitch Ratings, al revisar el panorama económico del Perú, nos ha cambiado la perspectiva de “estable”, sostenida por varios años, a “negativa” o “inestable”. Manteniendo nuestra calificación en BBB+.
El porcentaje de nuestra deuda pública estaba en el 22% del PBI y hoy estaría en el 38%. Estos índices, sumados al decrecimiento anual del -13% del PBI por efecto de la pandemia y la paralización de nuestra actividad económica, pero sobre todo por el apresuramiento populista del Congreso, en dar leyes al borde de la irresponsabilidad, nos dan como resultado esta negativa calificación, que provocará desinterés en conceder préstamos a nuestro país, al sistema financiero y empresas en general.
Para graficar el calificativo de “inestable”, es como poner al ingreso de un puente de circulación de vehículos, un letrero señalando: “Puente inestable”, obvio que generará temor cruzarlo, similar al que tendrá el sistema financiero mundial de otorgar créditos al país con las condiciones favorables, que operaban al tener el calificativo de “estable”.
Dentro de este nuevo panorama de “alerta” nacional, el Congreso tiene que ser cauteloso en aprobar leyes que van en contra del desarrollo del país, entre ellas: la devolución de los aportes a la ONP que asciende a 16 mil millones de soles, equivalentes a más de 2.5% del actual PBI, la eliminación del régimen de contratos CAS pasándolos a un régimen laboral estable, incrementando la planilla del Estado en 2 mil millones de soles y la autorización del retiro de las AFP, olvidando que acumulan 45 mil millones de dólares, de los cuales el 50% están invertidos en obras o concesiones efectuadas en el País.
Últimamente, el Congreso pretende controlar y limitar las tasas de interés del Sistema Financiero del País que es supervisada por la SBS. Todavía no está precisada la escala de tasas (garra), pero como todo tipo de control de precios o tasas, a la larga es negativo. Aparecerán más prestamistas informales, cobrando intereses exorbitantes y a la vez existirán menos créditos disponibles.
En lo que respecta al crecimiento espectacular de la actividad agraria en estos últimos 30 años, es posible que la nueva ley agraria a aprobarse por el Congreso, concluya en 30 minutos, destruyendo lo avanzado.
El Perú ha crecido con índices superiores a los que el mundo ha obtenido, en base de nuestra Constitución que establece: la libertad, la democracia y la economía libre; pero nuevamente los amantes y defensores del caos “venezolano” no quieren que nuestro país logre su estabilidad, ni el mejoramiento de su desarrollo social, ni la disminución de su pobreza, que estando en 66% mejoró al 22% recientemente.
Es cierto que el país necesita reformas y algunos cambios en la Constitución, pero eso no debe llevarnos a mirar con entusiasmo los sistemas que conducen a la pobreza y desesperación, como en Venezuela.
Finalmente, esperemos que las fiestas navideñas y el año nuevo nos den felicidad y esperanzas de un mejor país.