Por: Arturo Woodman
Expreso, 9 de noviembre de 2021
Han pasado los primeros 100 días de la llegada del “Mesías Redentor”, quien resolvería los 500 años de opresión y los 200 años de gobiernos incapaces de resolver los problemas de pobreza que agobia a los peruanos, pero ha sucedido todo lo contrario, en estos 104 días de Gobierno se estaría destruyendo las riquezas y estabilidad del país, incrementando la pobreza y desilusión del pueblo.
El silencio, alejamiento y las incoherencias del Presidente, con varios nombramientos de ministros y funcionarios públicos sin experiencia y conocimientos necesarios para gestionar adecuadamente, han dado como resultado una alta inestabilidad en la gobernabilidad del país e innecesarios enfrentamientos entre los poderes del Estado.
El Gobierno ha alejado las imprescindibles inversiones, impidiendo la generación de puestos de trabajo y recaudación de impuestos, reflejados en la subida del dólar y de los alimentos, además de la nefasta inflación que golpea al pueblo más necesitado.
Es lamentable que la corta visión y horizonte de este gobierno sea similar a la destructiva política de Venezuela y Cuba, convertidos en países pobres y aislados del mundo. Nuestro Congreso, así como los amantes de la democracia y la prensa, convencidos que la economía de libre mercado es la mejor posibilidad de desarrollo, deben realizar esfuerzos para que este gobierno se desprenda de los principios marxistas, leninistas y mariateguistas de Perú Libre; evitando que el Perú abrace la dictadura comunista que trae pobreza, caos, pérdida de libertad, éxodos y una larga permanencia de dirigentes enquistados en un gobierno autoritario, enriqueciéndose y pretendiendo el cambio de la Constitución a través de una inconstitucional, Asamblea Constituyente.
Independientemente de lo negativo que implicaría un cambio de Constitución, ya es preocupante la anunciada expropiación del gas, la salida de más de 13 mil millones de dólares, el desinterés del gobierno en mejorar los servicios básicos (agua, educación, salud y seguridad) y la negativa injerencia en las funciones y normativas de las Fuerzas Armadas.
Las autoridades no reprimen y no sancionan los actos terroristas destructivos producidos en la mina Alpamayo, no controlan ni cortan la escalada iniciada contra las minas productoras de cobre, grandes contribuyentes de impuestos como son Antamina y las Bambas, obligadas a paralizar su importante producción.
Es inaceptable que el ministro de Minería y la primera ministra apoyen sin criterio alguno, a los dirigentes destructores que deberían ser detenidos e investigados. Por su lado, el ministro de Agricultura no indaga, no opina, ni investiga los actos vandálicos efectuados en el importante desarrollo cañero en Sullana y el ministro de Economía, en vez de promover y defender la inversión privada, soporte para la necesaria reactivación, propone contrariamente un fuerte incremento de impuestos.
Este jueves, con ministros cuestionados como el de Educación, MTC y el recientemente nombrado exfiscal Guillén, el Congreso dio su discutible voto de confianza al nuevo Gabinete, primando la gobernabilidad del país y esperando que el presidente Castillo decida gobernar en unión y en beneficio de todos los sectores del Perú.
Finalmente, a pesar de los 104 negativos días del desgobierno de Castillo, esperemos que con unión y eficiencia se gobierne para todos, lográndose que el “pueblo” y el país mejoren.