Por: Anthony Laub
Gestión, 26 de octubre de 2020
El 2019 escribí en este diario un artículo que titulé: Cerremos el Minem (14.06.2019), basado en la pérdida de peso político y en la poca relevancia que sus funcionarios le habían impregnado en desmedro de la reputación ganada en los 90s e inicios del 2000, cuando era una entidad técnica, eficiente y transparente.
El Minem era el ministerio con mayor peso relativo, casi a la par del MEF; pero ello cambió a partir de una serie de eventos que fueron minando sus capacidades y funciones, siendo quizá el crecimiento desmedido del ente fiscalizador Osinergmin, lo que más ha dañado esa posición.
Este escenario ha hecho que la política y regulación energética del Perú, no sea materia exclusiva del Minem, tal como dicta su ley orgánica, sino que ese espacio haya sido cubierto por Osinergmin (y otros ministerios), tomando fueros ajenos e incluso contraviniendo políticas establecidas.
El Minem ha permitido que esto ocurra promoviendo incluso la derivación de decisiones de su competencia hacia el Osinergmin como ha ocurrido con la reciente publicación de un proyecto de DS que le pide a dicho organismo y al COES que cumplan con una sentencia que recae y obliga solo al Minem. Tiene que asumir su responsabilidad, cumplir la ley y darle viabilidad a un sector que anda en tinieblas.
Sin embargo, y pese al (mal) ejemplo antes citado, parece que hay en el Minem un movimiento en sentido contrario que merece ser reconocido y alentado. En el sector hidrocarburos (DGH), observamos que decisiones o resoluciones promovidas por el Osinergmin que disienten de la política energética están siendo reparadas por el Minem o, lo que es mejor aún, está normando en contravención de las opiniones de aquel (como debe ser) y da un buen paso para recuperar su capacidad técnica, normativa y de dirección del sector energía. El Minem no es una ventanilla de trámite.
En efecto, el caso más notorio es la reciente publicación de una modificación al reglamento de distribución de gas natural (competencia exclusiva del Minem), que legisla distinto de una metodología que Osinergmin venía promoviendo, en la medida que lo propuesto por dicho organismo colisionaba con la política para el desarrollo y masificación de la industria del gas natural.
En este caso, se está destinando incluso recursos del FISE para alentar la expansión de las redes para que la población vulnerable acceda a energía barata y confiable; promoviendo que los concesionarios tengan el sustento económico para desarrollar sus redes más allá de los planes de inversión que Osinergmin tan rígidamente constriñe o castiga. Buena medida.
Que la salida de Naturgy y esta nueva postergación del proyecto 7 regiones, sirvan de alerta y ayuden a corregir estas distorsiones institucionales y se culmine la reorganización del Osinergmin que se anunció tras la tragedia de VES.
Esperemos que esta actitud mostrada continúe y se haga extensiva a electricidad y minería para no ser flor de un día. Cuando las funciones de las entidades son claras y respetadas se fortalece la institucionalidad, se asignan las responsabilidades de cada quién, se evitan las puertas giratorias (en un momento el Minem parecía una sucursal del Osinergmin), y se confiere claridad a los agentes e inversionistas.
Bien Minem, extiendan y mantengan esa tónica a los otros sub sectores, corrijan yerros regulatorios, cumplan mandatos (legales y judiciales) y promuevan inversión con reglas claras y equitativas.