Por: Alfonso Bustamante Canny
Perú21, 02 de febrero del 2022
“No es posible rodearse de delincuentes sin embarrarse y Castillo lo ha hecho desde el primer momento. ¿Con qué intención? No hubo respuesta, y seguramente no la habrá”.
La semana pasada, el periodista mexicano Fernando del Rincón entrevistó al presidente Pedro Castillo, lo que causó revuelo en nuestro país, no por la falta de claridad del mandatario, ni por su incapacidad para sostener un diálogo alturado con un periodista, cosas que ya sabíamos, y que además podrían calificarse como cuestiones superfluas, atribuibles a su escasa formación y experiencia, sino por el trasfondo que el periodista supo explotar.
El periodista mexicano se preparó y fue incisivo, como corresponde a un buen entrevistador. No se contentó con lanzar la pregunta, sino que ante la respuesta prefabricada y vacía del mandatario, insistió y profundizó en el cuestionamiento. ¿Por qué está rodeado de personas con presuntos vínculos terroristas? ¿Por qué nombra a funcionarios cuestionados? Esa línea de argumentación desarmó a Castillo, quien no pudo justificar las serias irregularidades en la selección de sus equipos.
No es posible rodearse de delincuentes sin embarrarse y Castillo lo ha hecho desde el primer momento. ¿Con qué intención? No hubo respuesta, y seguramente no la habrá. Cabe entonces plantearse algunas hipótesis: en los nombramientos de funcionarios con vínculos con Sendero Luminoso, ¿se pretenderá romper la estructura democrática del país?; ¿o es que al transformarse el grupo terrorista en uno de los principales narcotraficantes de la región, se compartiría un jugoso botín?
También hay nombramientos de funcionarios con denuncias o sentencias de corrupción. ¿Será que el presidente desconocía los negociados de su secretario Bruno Pacheco, a cuya hija, la tristemente célebre y aspirante a colaboradora eficaz, Karelim López, le regaló una extravagante fiesta de cumpleaños? La descomposición es tan violenta que hasta en el baño adjunto al despacho presidencial se encontró un fajo de 20 mil dólares.
Nunca se ha visto tal deterioro moral en un Gobierno de apenas medio año. Los nombramientos de personajes cuestionados son parte de un tema muy serio y el presidente, que ya fue ‘sacado al fresco’ por el periodista mexicano, debe responder y enmendar rápidamente. Salaverry y Guillén le ganaron la mano y renunciaron, quedando Castillo en estos casos, sin posibilidad de enmienda.
Tampoco pudo explicar los ‘ampays’ en la casa de Sarratea, desde donde pretendió gobernar so pretexto de mostrar austeridad. Por cierto, no se han mostrado las agendas ni el resultado de las reuniones en los primeros días de su mandato en Sarratea.