Blog de Alfonso Baella
16 Noviembre 2016
Lo que pasa con la bancada PPK, Peruanos Por el Kambio, es una crónica anunciada hace muchos meses. La expulsión de Roberto Vieira no es solo la pérdida de un congresista sino la expresión de un problema mayor que tiene que ver con la falta de liderazgo pero, sobre todo, con la inexistencia de una dirección o un plan de trabajo orgánico.
Durante la campaña ya vimos enfrentamientos claros donde brillaron las discrepancias entre Heresi, Sheput y Violeta. Pero el tema fue creciendo cuando se fueron concretando las candidaturas congresales y cuando las disputas internas por el poder se acentuaron alrededor de quien manejaba la campaña, los recursos y la exposición a los medios.
Producido el triunfo de PPK, y ya teniendo 18 congresistas, surgieron otros problemas aún mayores. Sabemos que hay varias facciones o mini bancadas. Está la de Gilbert Violeta, la de Salvador Heresi, la de Mercedes Araoz, la de Carlos Bruce, la más proclive a la izquierda donde destaca Alberto de Balaúnde, y la de los provincianos. Cada facción con agenda propia y con intereses que no parecen alinearse detrás de un consenso.
Resulta difícil que una bancada con tantas diferencias pueda articular legislación, fiscalización o representación que ayude a Fernando Zavala en su deseo de gobernar y llevar los planes de desarrollo que son necesarios y que surgieron de la campaña pasada.
Y por eso la paradoja que la bancada PPK resulta ineficaz y débil para darle el mínimo soporte esperado al gobierno. Y entonces termina siendo Fuerza Popular quien aparece como principal sostén de esos planes de desarrollo y de las políticas que se deben impulsar desde el ejecutivo. El problema mayor es que esas agendas personales, necesitan del enfrentamiento permanente con el fujimorismo.
A estas alturas el consenso con la oposición mayoritaria parece más un deseo que una posibilidad real. El gobierno no tiene estrategia política, ni operadores y pierde en cada negociación y no logra, a cien días, articular un acuerdo mayor. Al parecer existe temor a que le digan que se ha “entregado”, o terror que lo llamen “fujimorista”. Ese miedo es mayor a fracasar en el gobierno.
Así las cosas, mientras el ppkausismo implosiona, no hay aún grandes anuncios y los pocos carecen de respaldo político del propio gobierno y de la bancada oficialista.
Finalmente la economía no parece despegar y los conflictos sociales se amontonan sin que se vea un horizonte de solución en el corto plazo. Todo esto ocurre apenas a los 100 días mientras todos esperamos aún un cambio de timón que nos devuelva la fe y el optimismo para llegar a mejor puerto en el 2021.