Entrevista a Aldo Ferrini, gerente general de AFP Integra
Expreso, 9 de setiembre del 2025
La reforma pensionaria, largamente esperada, ya es una realidad. Si bien no resolverá todos los retos de inmediato, marca un avance significativo al incorporar medidas clave.
Aldo Ferrini, ¿cuál es el cambio central que trae la nueva ley?
La norma establece una pensión mínima garantizada, siempre que el afiliado cumpla con al menos 240 aportes (20 años). Es decir, quien logre ese piso tendrá asegurada una pensión básica al jubilarse. Así se establece que todo afiliado que cumpla con 240 aportes (20 años) tendrá derecho a recibir una pensión básica asegurada. Esto busca dar tranquilidad a los trabajadores, ya que por primera vez se fija un piso de protección común sin importar si estuvieron en el sistema público (ONP) o privado (AFP).
¿Por qué se exige ese número de aportes?
El requisito de 240 aportes responde a la lógica de que una persona que empezó a trabajar alrededor de los 20 años, si mantiene aportes por casi la mitad de su vida laboral, pueda acceder a una pensión mínima. La reforma quiere evitar que las personas lleguen a la vejez sin ningún ingreso, y este umbral de 20 años se considera el mínimo razonable para garantizar sostenibilidad en el sistema.
Aldo Ferrini, ¿qué pasa si alguien no llega a los 240 aportes?
La norma prevé que se calcule una pensión proporcional: quien no alcance el total, podrá recibir un monto ajustado según los años efectivamente aportados. Es decir, no se pierde todo, sino que se asegura una pensión reducida que reconoce el esfuerzo realizado. Además, quienes no logren acumular los aportes mínimos podrán recurrir a programas sociales como Pensión 65, que actúa como red de protección para la población más vulnerable.
¿Esto significa que todos los peruanos tendrán derecho a una pensión?
No de manera automática. El derecho a la pensión mínima garantizada está condicionado a cumplir con los años de aportes. Sin embargo, el sistema abre caminos alternativos: el aporte por consumo y la cobertura de programas no contributivos para quienes queden fuera. En conjunto, la intención es ampliar la cobertura previsional y reducir el riesgo de que la vejez quede desprotegida.
¿Cuál es el impacto de esta medida?
El impacto es significativo porque crea un piso común de protección social para millones de trabajadores. La medida también genera previsibilidad: si cumples con los aportes, tendrás una pensión asegurada, sin depender de cambios políticos futuros. Al mismo tiempo, alienta la formalidad y el ahorro individual, porque mientras más años y mayor monto se aporte, mejor será la pensión final. En otras palabras, es un incentivo tanto para jóvenes como para adultos a mantenerse dentro del sistema.
¿Qué pasa con los jóvenes que recién ingresan al mercado laboral?
Desde los 18 años habrá afiliación automática al sistema, sea privado (AFP) o público (ONP). Así se busca que todos empiecen a aportar desde el inicio de su vida laboral.
¿Cuál es la lógica detrás de esta medida?
Que los jóvenes empiecen a acumular aportes desde el inicio de su vida laboral, evitando que lleguen a la adultez sin historial previsional.
¿Qué pasa si un joven no está en planilla formal?
Aunque no tenga un empleo formal, podrá generar aportes a través del mecanismo de consumo, que registra un porcentaje de sus compras como contribución previsional.
¿Es obligatoria esta afiliación?
Sí. La norma indica que todo mayor de edad que empiece a trabajar quedará automáticamente dentro del sistema, lo que busca cerrar la brecha de exclusión que existe actualmente.
¿Cuándo entra en vigencia esta medida?
Según lo señalado en el documento, la afiliación automática comienza a aplicarse a partir de julio de 2027.
¿Qué sucede con quienes ya tienen más de 40 años?
El documento señala que todavía pueden aspirar a una pensión, siempre que logren acumular aportes en los años que les restan de vida laboral. No siempre será suficiente, pero sí puede mejorar su pensión final.
¿Y si no llegan a cumplir los requisitos de aportes?
En ese caso, podrán acceder a mecanismos de protección social como la pensión no contributiva, por ejemplo el programa Pensión 65, que funciona como una red mínima de apoyo.
¿La reforma es también para ellos?
Sí, aunque la norma está pensada principalmente en los jóvenes y nuevos afiliados, se reconoce que las personas de mayor edad aún tienen oportunidad de fortalecer su fondo con aportes adicionales.
¿Y los trabajadores informales?
La reforma plantea que puedan aportar a su fondo de pensiones a través del consumo: un porcentaje de sus compras será registrado como aporte, incluso si no están en planilla.
¿Se trata de una reforma que fomenta la formalización?
La función principal de un sistema de pensiones no es generar formalidad —ese es un reto estructural del país—, pero la reforma contribuye en esa dirección. Al vincular consumo y aportes, se abre una vía innovadora que incentiva a más personas a incorporarse al sistema previsional.
¿Cómo busca la nueva ley incluir a los trabajadores informales?
La norma plantea que, además de los aportes tradicionales por planilla, los informales puedan contribuir a su fondo de pensiones mediante un aporte ligado al consumo: cada compra que realicen generará un pequeño porcentaje destinado a su ahorro previsional.
¿Qué beneficio trae este mecanismo?
Permite que quienes no tienen empleo formal también acumulen fondos para una pensión. Así, el consumo cotidiano se convierte en una forma de ahorro previsional.
¿Esto significa que la informalidad dejará de ser un obstáculo para tener pensión?
En cierta medida, sí. La reforma abre la posibilidad de que millones de peruanos que hoy están fuera de planilla comiencen a construir un fondo de jubilación y accedan a mayor protección en su vejez.
¿Cuál es el reto de este esquema para los informales?
Lograr que las personas confíen en el sistema y se formalice el registro de sus consumos. Como comenté anteriormente la informalidad es un desafío estructural del país, y este aporte por consumo es solo una herramienta dentro de un problema mayor.
¿Qué pasa si alguien combina trabajos formales e informales?
En ese caso, sus aportes se sumarán: tanto lo descontado en planilla como lo generado por consumo, fortaleciendo su fondo de pensiones.
¿Qué tipos de comisión existen hoy en el sistema?
Hasta ahora coexistían dos esquemas: la comisión sobre flujo, que se cobraba directamente del sueldo mensual del afiliado, y la comisión sobre saldo, que descuenta un porcentaje del fondo acumulado. Con el tiempo, la primera ha quedado prácticamente en desuso y la segunda se consolidó como la modalidad vigente.
Aldo Ferrini, ¿cómo funciona la comisión por saldo?
En este esquema, la comisión se aplica directamente sobre el fondo que el afiliado ya ha acumulado y es el modelo actualmente vigente. En nuestro caso, la tasa es de 0.78 % anual sobre el fondo administrado, un nivel bastante competitivo que, al igual que en la industria en general, refleja un buen equilibrio respecto a los costos de administración.
¿Qué introduce la reforma respecto a las comisiones?
La novedad es la creación de una comisión por desempeño. Esta mantiene un componente fijo sobre el saldo, pero añade un elemento variable vinculado a la rentabilidad obtenida. En la práctica, significa que la AFP cobrará más si el fondo rinde mejor y, a la inversa, cobrará menos si la rentabilidad es baja.
¿Cuál es la lógica de este nuevo esquema?
Lo que se busca es alinear los intereses de las AFP con los de los afiliados. De este modo, la institución tendrá un incentivo directo para maximizar la rentabilidad, ya que sus ingresos dependerán en parte de los resultados que logre en la administración del fondo.
¿El afiliado podrá elegir entre ambas modalidades?
Sí. La persona tendrá la posibilidad de decidir si permanece en la comisión por saldo o si opta por migrar a la comisión por desempeño. Además, la norma abre la puerta para que, con el tiempo, los afiliados puedan cambiar de modalidad si lo consideran conveniente.
Aldo Ferrini, ¿cuándo entrará en vigencia la comisión por desempeño?
La ley no fija una fecha exacta. El diseño operativo se delega a la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, que deberá aprobar un reglamento con los detalles sobre su implementación.
¿Qué retos plantea este cambio?
El principal desafío es lograr que el nuevo sistema sea entendido por los afiliados, evitando confusiones frente a la coexistencia de dos esquemas. También es clave garantizar que la comisión por desempeño no termine afectando al afiliado en escenarios de baja rentabilidad y que cumpla su promesa de hacer más transparente y justo el costo del servicio.
¿Qué se busca con estos cambios?
La meta es que el sistema sea más inclusivo y sostenible, evitando la “bomba de tiempo” que supondría una generación sin pensiones, y garantizando un piso mínimo de cobertura para formales e informales.
Riesgo previsional en el mercado laboral peruano
Aldo Ferrini señala que el riesgo previsional se puede evaluar observando ciertos indicadores fundamentales. Entre ellos, que las personas logren mantener la continuidad de sus aportes durante toda su vida laboral, que el mecanismo de consumo consiga ampliar la cobertura en la población informal que el ahorro acumulado muestre un crecimiento incluso frente a la intermitencia laboral.
Cifras reales
240 aportes es el requisito para acceder a una pensión mínima en el Sistema Privado de Pensiones (SPP).