CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia
Las impresionantes manifestaciones de protesta contra la dictadura comunista que oprime Cuba desde hace 62 años, han despertado solidaridad y esperanzas en todo el mundo. No obstante, no será tan fácil para los cubanos liberarse de ese régimen despótico.
La académica y diplomática norteamericana Jeane Kirkpatrick estableció una diferencia sustancial entre totalitarismo y autoritarismo, para diferenciar a los sistemas totalitarios, comunistas o nazis, de las dictaduras como las que, por ejemplo, hemos tenido en el Perú y países vecinos en diversos períodos.
Kirkpatrick sostenía que era mucho más probable que una dictadura autoritaria se liberalizara y evolucionara hacia la democracia, a que un régimen totalitario comunista cambiará.
El totalitarismo comunista -o fascista- no solo impone una brutal represión sobre el pueblo:
- elimina la libertad de prensa,
- liquida la alternancia en el poder e impide la existencia de una oposición política,
- sino que encuadra a la población en un partido único,
- disuelve la sociedad civil y encasilla a la población en organizaciones controladas por el partido y el gobierno.
- Además, por supuesto, de impartir, desde el nacimiento hasta la muerte, una ideología que se inocula en las escuelas, los medios de comunicación y las artes.
Por eso es tan difícil que un pueblo que cae bajo el yugo totalitario se libere de él. Los rusos demoraron 74 años en acabar con el totalitarismo comunista. El totalitarismo nazi y fascista duró menos por la derrota militar que sufrió. Un nuevo tipo de totalitarismo, la teocracia islámica en Irán es un fenómeno relativamente nuevo, y no se sabe todavía cómo puede terminar.
Precisamente en un premonitorio artículo publicado en 1979, “Dictaduras y doble estándar”, Kirkpatrick hizo una crítica implacable de la política norteamericana del gobierno de Jimmy Carter, que dejó caer a dos aliados, los socavó y contribuyó a que los reemplacen gobiernos enemigos de los EEUU con el argumento de que lo hacían para defender la democracia y los derechos humanos.
En efecto, en 1979 fueron derrocadas las dictaduras del Sha de Irán y de Somoza en Nicaragua, y reemplazados no por gobiernos democráticos respetuosos de los derechos humanos, sino por otras dictaduras enemigas de los EEUU:
Dice Kirkpatrick, refiriéndose también a otros países como Cuba: “En cada uno de estos países, el esfuerzo norteamericano por imponer la liberalización y la democratización a un gobierno enfrentado a una violenta oposición interna no sólo falló, sino que en realidad ayudó a la toma del poder por nuevos regímenes bajo los cuales las personas comunes gozan de menos libertades y menos seguridad personal que bajo las autocracias anteriores; más aún, regímenes hostiles a los intereses y políticas norteamericanos.”
Y, premonitoriamente, “en este momento [1979] hay mucha más probabilidad de una liberalización y democratización progresiva en Brasil, Argentina y Chile que en el gobierno de Cuba”. En efecto, las dictaduras de Brasil, Argentina y Chile finalmente terminaron y se establecieron gobiernos democráticos en esos países, mientras el pueblo cubano sigue todavía sojuzgado por una tiranía comunista.
En suma, la diferencia que estableció Kirkpatrick entre totalitarismo y autoritarismo tiene una importancia práctica muy importante, no solo académica.
Y su crítica al doble estándar de la política exterior de los EEUU está vigente. Los EEUU no solo actúan, como cualquier país, en función de sus intereses geopolíticos y estratégicos, sino que tienen -como bien ha precisado Henry Kissinger- una política ambivalente, que combina eso con un defensa idealista de la democracia, que los lleva a cometer errores fatales, como en los casos descritos por Kirkpatrick en 1979 en Irán y Nicaragua, donde contribuyeron a derribar dos dictaduras amigas y a establecer otras mucho peores en términos de represión y violación de los derechos humanos, y enemigas de los EEUU.
Hoy la teocracia que gobierna Irán es un peligro con su política nuclear no solo para los EEUU sino para el mundo entero, y en Nicaragua Daniel Ortega, el mismo al que ayudaron a encaramarse en 1979, sigue en el poder después de un breve interregno democrático. Y en ambos, el pueblo sufre mucho más que antes. Lampadia