El fenómeno socio económico del Perú de los últimos veinte años ha producido cambios sustanciales en la realidad nacional. Todos los indicadores de ambos aspectos, muestran avances sustanciales, llámese en pobreza, desnutrición infantil, desigualdad o inclusión. Como corolario de todo esto, ha surgido una nueva clase media (CM). En Lampadia hemos seguido este tema, con particular interés y con el compromiso de difundir el debate que se viene produciendo al respecto, al punto de haber creado una sección llamada: Libro blanco de la nueva clase media peruana. Lamentablemente, todavía no llega a plasmarse el consenso al respecto, todavía hay gente que sigue negando lo evidente, en base a la vulnerabilidad de su desarrollo, sin reparar adecuadamente en su naturaleza. Con esta nota, pretendemos dar un paso más en la formación del consenso
El desarrollo de las nuevas clases medias es un fenómeno global que abarca a más de 2,500 millones de personas en todo el globo. Naturalmente, éste se concentra mayormente en el Asia con el impulso de China e India, pero llega a todas las regiones incluyendo al África y por supuesto a Latinoamérica. El caso del Perú es especialmente notorio y, así ha sido destacado, en varias ocasiones, por el Banco Mundial, el BID y el HSBC, entre otras prestigiosas instituciones. Repasemos algunas cifras:
El Banco Mundial nos habla de una clase media consolidada de 28.9% y de una población vulnerable (clase media pobre o no-consolidada) de 40.1%, con ingresos mayores a US$ 4 por día, per cápita. En total 69%. ¿Dónde está la discusión pendiente en el Perú? En si la población vulnerable es o no es, parte de la clase media. Volveremos sobre esto.
Por su lado el BID, en su estudio La Clase Media en el Perú: Cuantificación y Evolución Reciente, destaca que, entre el 2005 y el 2011, la clase media aumento de 51% a 72%, debido a que “el crecimiento económico ha sido pro pobre, permitiendo salir de la pobreza a millones de peruanos, y ha sido pro clase media, permitiendo al mismo tiempo una expansión y consolidación de los estratos intermedios”. El BID nos habla de una clase media de 40.0% y de población vulnerable de 38.0%. Nuevamente, ¿cómo le llamamos al último segmento? Ya no son pobres y, evidentemente, su nueva situación, no está consolidada.
The Economist clasifica como clase media a aquellas familias que tienen un uso discrecional del 30% de sus ingresos. En el Perú, Arellano usa el mismo concepto y nos habla de familias que tienen la capacidad de hacer, consistentemente, algunos gastos discrecionales(no todos), unas veces en diversión, otras en educación y otras en ahorro.Mientras tanto, Alfredo Torres sigue planteando el análisis con el paradigma tradicional de sus niveles socioeconómicos. En su artículo, 25 años de niveles socioeconómicos deja a 39.8% de los peruanos en el limbo, al no calificarlos como clase media emergente o vulnerable, o baja, como lo hacen el Banco Mundial y el BID. Tampoco los define como pobres, pues la pobreza en el Perú solo llega al 25.8%, según cifras oficiales, y no al 65.6% (Clase baja, según Torres, compuesta por los estratos D y E, que incluiría a la clase emergente, los pobres y los pobres extremos).
¿Cómo llamamos alapoblación que ya no es pobre y que tampoco forma parte aún de una clase media consolidada?
Miremos los hechos de una manera positiva y tengamos en cuenta que esta población tiene todo el potencial para seguir creciendo, y están camino a lograrlo. ¿Quién se iba a animar a construir un Megaplaza a las afueras de Lima si esto no fuera cierto? La apuesta se ganó y se siguen viendo mejoras en este segmento, muchos han llegado para quedarse. En el nivel de desarrollo alcanzado por el Perú, muy pocas cosas pueden considerarse consolidadas, pues somos una sociedad en transición. Bajo esta perspectiva es inconducente negar la naturaleza del fenómeno por su vulnerabilidad, es evidente que este segmento de la población ha dejado de ser pobre y aspira a quedarse en la clase media, tal y como ellos se perciben.
Lo que más importa en este tema es rescatar las relaciones causa-efecto que han permitido el la gran movilidad social de los últimos 20 años y, vislumbrar y comprometer, a la sociedad en su conjunto, en una acción efectiva para profundizar y consolidar este virtuosoproceso. En esta dirección, el HSBC nos ofrece un análisis prospectivo muy importante, que plantea que para el 2030 el 80% de la población contará con ingresos medios y altos, (asumiendo ingresos per cápita mayores a US$ 3,000 por año, 8.2 dólares por día), y 90% hacia el 2050. Para lograr estos indicadores, según el propio HSBC, debiéramos crecer al 5.5% promedio y privilegiar mejoras sustanciales en educación, instituciones, infraestructuras y clima de inversión.
Finalmente, llamémoslo de una forma u otra, este segmento emergente ya dejó de ser pobre. Lo que toca es avocarnos a consolidar las reformas de fondo para que esta población siga escalando en la curva de la prosperidad. Lampadia