Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
En Lampadia hemos reclamado en varias ocasiones la presencia en la vida peruana de una izquierda moderna, como la del laborismo neozelandés, que llevó a su país a la frontera del desarrollo integral, económico, social e institucional, promoviendo la inversión privada, delimitando el rol del Estado a crear regulaciones inteligentes y medidas, y a brindar excelentes servicios públicos.
Pero nos equivocamos, en las izquierdas latinoamericanas no hay vocación de modernidad, no hay vocación de desarrollo, no hay vocación para fomentar el bienestar general.
Tenemos clarísimos ejemplos de que las izquierdas regionales ni siquiera tienen verdaderos compromisos ideológicos con la búsqueda de un Estado eficiente que promueva la mejora de sus pueblos.
La historia nos muestra que estas pobres izquierdas solo buscan detentar el poder, y para ello, no han encontrado mejor camino que aliarse con las actividades económicas criminales, como el narcotráfico, la tala ilegal, el contrabando, la trata de personas y las extorsiones, entre otras.
Este es el caso del socialismo en Cuba, la sagrada fuente de todas las izquierdas regionales, que pauperizó a su población, mientras los jerarcas de la ‘revolución’ se enriquecían con las actividades económicas criminales, como el narcotráfico.
Este es también el caso del socialismo del siglo XXI en Venezuela, que, dirigido por Cuba, pauperizó a los venezolanos en convivencia con todos los crímenes imaginables, enriqueciendo, por supuesto, a los Chávez, los Cabellos y los Maduros, etc.
Ambos, Cuba y Venezuela, son exportadores de su perverso modelo político, desarrollan narrativas falsas, crean mitos como el de la calidad de la educación y la salud en Cuba, falsean las cifras de sus economías para impregnar las estadísticas de organizaciones internacionales incautas, y dan ropaje seudo ideológico y financiamiento a los limitados líderes del resto de la región.
Otro caso icónico del socialismo corrupto en la región, es el de Brasil con Lula da Silva al frente, que más allá de permitir el crecimiento del narcotráfico, cooptó a las empresas constructoras brasileñas para corromper la política de sus países vecinos, cómo en el Perú, donde por instrucciones del propio Lula, se repartía dinero a diestra y siniestra, armando una red amplia de corrupción.
Sin ir tan lejos, en el Perú, apenas la izquierda tomó el gobierno con Castillo-Cerrón-Perú-Libre y todos sus socios, “abrieron las puertas y colocaron alfombra roja a las economías criminales, a los representantes visibles de estas economías ilegales. Los convirtieron en actores políticos, pretendió darles un ideario, convertirlos en su base social y les abrió, por primera vez, Palacio de Gobierno y entraron por la puerta grande. Estuvieron los mineros ilegales, los cocaleros y una serie de quintacolumnistas de economías criminales que entraron de la mano de Castillo”. (Ver: “El Perú es terreno fértil para todas las estructuras criminales”, Rubén Vargas Céspedes, El Comercio, 14 de enero, 2024).
Tenemos pues que entender que nuestras izquierdas latinoamericanas están íntimamente vinculadas con la corrupción.
“Hay una tácita alianza entre el crimen organizado y la izquierda. El crecimiento de organizaciones criminales acompañó el del Socialismo del siglo XXI en la región”. Así lo dice Víctor Tipe, en Perú21, 13 de enero, 2024.
La perversa agenda de las izquierdas latinoamericanas
- Tomar el poder de cualquier manera, si es necesario, con fraude.
- Cambiar la estructura política del Estado, de preferencia mediante una asamblea constituyente, para concentrar el poder y perennizarse en él.
- Cooptar a las fuerzas armadas con los circuitos de corrupción.
- Destruir la base de crecimiento de la economía y estatizar sectores económicos poderosos, para amedrentar a los representantes del capital y convertir al Estado en el ‘señor repartidor’, del que dependan los más vulnerables.
- Oponerse a todo proyecto institucional y productivo que pueda mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.
- Abrir los espacios de operación de las economías ilegales.
- Asociarse con las economías criminales, cerrando el círculo diseñado y ejecutado por Cuba y Venezuela.
El socialismo latinoamericano es corrupto por diseño
El socialismo latinoamericano es corrupción
¡No al socialismo corrupto¡¡¡ Lampadia