Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para LAMPADIA
Luego del cierre de las inscripciones en los partidos políticos para las elecciones del 2021 tenemos por lo menos tres tipos de posibles candidatos: los nuevos, los viejos y los reciclados.
En el grupo de los nuevos, destacan Hernando de Soto, Fernando Cillóniz, Alberto Beingolea y Carla García. DE SOTO por sus ideas liberales y su brillo internacional, aunque el vehículo partidario escogido es diminuto y sin estructura nacional lo cual le puede limitar su llegada en el interior del país. CILLONIZ destaca por su gestión regional en Ica y sus ideas sobre gestión pública, sin embargo, al igual que el primero va en vehículo partidario limitado y que ya tropezó en su estreno. BEINGOLEA podría ser la carta de recambio necesaria en un viejo partido que pese a su estructura ideológica, falta de liderazgo y disputas internas dejó de tener protagonismo en la política nacional reciente. CARLA GARCIA que va a reclamar la herencia política del padre y seguramente secunde al empresario Roque Benavides en su rol de la locomotora del tren aprista, tal y como lo buscaba AGP.
En el grupo de los viejos rostros políticos hay muchos, sin embargo desde nuestra óptica destacan Raúl Diez Canseco, César Acuña y Marco Arana. DIEZ CANSECO por su habilidad (similar a la de su tío FBT), de esquivar las jeringas de la política y mantenerse en los lugares “políticamente correctos” del centro político nacional, ese que gana elecciones aunque no hace buenos gobiernos. ACUÑA, por su sintonía innata con la medianía del habitante promedio de nuestro país y la virtud de reconocer sus límites para rodearse, sin complejos, de personas más competentes que él (lo cual no es un mérito común). Sin embargo, esto ha hecho que también sea el jefe del albergue político que ha refugiado de muchos reciclados de la política nacional de todo pelaje y ninguna consistencia ideológica. Finalmente, MARCO ARANA, por mantener el carácter faccional, divisionista y sectario de la izquierda que desde los 70s la fragmenta, divide y felizmente hace inviable, logrando, contra su propósito, que las ideas que han esclavizado Cuba o destruido Venezuela no lleguen al poder en el Perú.
Finalmente, esta el grupo de los reciclados. Esos que conforman el “elenco estable de la política peruana” desde inicios de siglo. Son muchos más de los que aquí se mencionan, ya que estos prefieren las posiciones menores, las menos visibles. Esos que cambian de camiseta cuantas veces sea necesario para mantenerse en el poder. Se reciclan de un partido a otro porque la memoria nacional es corta y resetea pronto.
Estos son los rostros a este momento. Las alianzas, elecciones internas, disputas intestinas y desinteligencias propias y ajenas reducirán estas listas hasta diciembre en que se inscriben las candidaturas. Sin embargo, más allá de los rostros que nos presente la parrilla electoral, lo que debiera importar en las próximas elecciones son:
- Los espacios que ocupen cada uno de estos rostros. Si estarán en la izquierda de Vizcarra, sus amigos y la “planificación fatal” del millón de contagios y el “Perú Primero” pero en casos por millón de habitante en el mundo. En el centro “políticamente correcto” donde todo, todos y todas caben para que nada mejore y nadie cambie, en el espacio de lo que la gente quiere escuchar así sea imposible hacerlo. En la derecha, llenando el espacio que Fuerza Popular y PPK rifaron de la manera más irresponsable que registra la historia con sus disputas luego de ganar las elecciones del 2016.
- Las trayectorias, personales y políticas de los candidatos, sus equipos y sus organizaciones. La nueva camiseta no cambia al jugador. Hay que ver más allá de lo obvio.
- La sensatez de las ideas, en un país propenso a la estupidez si esta es popular. La tentación por la estupidez política ya la vemos ahora en la disputa entre Ejecutivo y Congreso por el premio mayor en populismo. Volver a verlo en las elecciones del 2021 sería la próxima plaga que nuestro país tendría que soportar.
- La factibilidad de las propuestas, en un país incrédulo de tanta demagógica y cuya complejidad no puede ser la excusa del gobernante que fracasa, sino el punto de partida de cualquier propuesta electoral.
Será la posición que tomen, sus trayectorias, la sensatez de sus ideas y su factibilidad la que defina los rostros de la política el 2021. Lampadia