Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
No puedo sustraerme a la lucidez de Carlos Boloña, quien solía analizar con mucha claridad los temas que afectaban nuestra economía. Él escribió el artículo “El cáncer de la corrupción” y, dado el extremo al que hemos llegado en nuestra sociedad, tenemos la obligación de revisar ese problema. Es por eso, que me he permitido refrescarlo, tomando mucho de su texto original.
Boloña comentaba, que la corrupción era tan antigua como la institución del gobierno, y se retrotraía 2,300 años, refiriéndose a Chandragupta, primer emperador de la India, nacido 320 años antes de Cristo, quien ya describía más de 40 formas de malversar fondos públicos. También a la China antigua, en la que se instituyó un pago (mesada) extraordinario a los funcionarios, para evitar la corrupción, que no sirvió para nada y reflexionaba que:
- La corrupción es un fenómeno global, que ocurre en cualquier sistema económico, capitalista o socialista, pero que se acentúa en los países con regímenes autoritarios y de planificación centralizada.
- Que no está asociada a la pobreza, pues se da en países tanto ricos como pobres.
- Finalmente, que se da tanto a nivel nacional como internacional.
Y nos compartía, que debemos combatir esta corrupción, por sus efectos perversos en la sociedad, y decía:
- Es enemiga de la democracia, pues los líderes corruptos se aferran al poder, evitando la transparencia, restringe las libertades individuales y no respeta los derechos humanos.
- La corrupción atenta contra la economía de mercado, porque elimina sus beneficios potenciales, haciendo quebrar a las personas y empresas honestas, ya que prevalece el pago de coimas sobre la eficiencia empresarial.
- Empobrece a los países, pues varios organismos internacionales concuerdan en que, en promedio, el 5% del PBI mundial se pierde en corrupción, lo que equivale al 25% del gasto público. ¡Imaginemos, la cuarta parte de nuestro presupuesto es para la corrupción!
- Genera ineficiencias por pérdida y mala asignación de recursos, por mayores precios, mala calidad de bienes y servicios y retraso en la ejecución de obras, o su abandono.
- La corrupción genera una mala e inequitativa redistribución del ingreso, enriqueciendo a quienes toman ventaja de esta, en lugar de beneficiar a los más pobres.
- Destruye el concepto del buen gobierno y su eficacia, pues el objetivo será el continuar corrompiendo.
- La corrupción es un instrumento para lograr fines políticos y comprar lealtades para alcanzarlos.
- Genera un gran daño moral premiando lo ilícito y castigando lo honesto. Así se destruye el estado de derecho, creando externalidades negativas llamadas “males públicos”.
Es interesante ver la ecuación que propone Boloña sobre la corrupción:
Corrupción = Monopolio + Arbitrariedad – Transparencia
Y efectivamente, la corrupción comienza con la creación de monopolios artificiales forzados, le agrega arbitrariedad o discrecionalidad ilimitada y falta de transparencia. Esta es la fórmula perfecta para la corrupción y funciona así:
- Se crean e imponen reglas de juego arbitrarias y poco transparentes y las consecuencias en el Estado son: Los controles, exceso de discrecionalidad y el intervencionismo estatal, terminan siendo la principal fuente de corrupción.
- Los grandes proyectos o transacciones sin transparencia, son la fuente clásica de corrupción.
- El poder político crea sus propios círculos de corrupción: En unos casos porque los poderes ejecutivo, legislativo y judicial no son independientes entre sí. En otros casos, porque los diversos poderes del Estado se cobran favores entre ellos y no se fiscalizan.
- Una burocracia mal pagada y no profesional, es más proclive a la corrupción.
- El abuso de poder: La ausencia de “cheks and balances” y de rendición de cuentas, aumenta la corrupción.
- Una inadecuada relación costo-beneficio de cometer faltas, aumenta la corrupción.
- Las actividades ilícitas que generan gran cantidad de recursos financieros ilegales y se valen de la violencia delictiva, tales como el narcotráfico, la minería y tala ilegales, la trata de personas, el tráfico de terrenos y la extorsión con violencia de sindicatos por “tomar cupos” en ciertas obras. Todas ellas son una importante fuente de corrupción.
Ante este panorama, debemos preguntarnos si podemos continuar así, si nuestra sociedad se puede sostener y desarrollar con estas lacras, si nuestra ciudadanía va a poder invertir y crecer legal y honestamente y, si hay espacio para construir un país fuerte, sólido y con oportunidades para la gente decente.
La respuesta es, claramente no y, por lo tanto, debemos trabajar de inmediato en las medidas que permitan impactar en los elementos de la ecuación que reduzcan la corrupción en las actividades públicas y privadas. Por lo tanto:
- Eliminemos los monopolios artificiales de cualquier origen, público o privado.
- Apliquemos reglas generales e iguales para todos, sin privilegios ni discriminación.
- Dejemos que funcionen las reglas de mercado y minimicemos la intervención estatal.
- Maximicemos la transparencia en las transacciones estatales y evitemos las compras de emergencia sin licitación.
- Simplifiquemos la administración y eliminemos los trámites administrativos absurdos.
- Debemos educar, crear conciencia anticorrupción y eso con campañas públicas.
- Debemos atacar a los “peces gordos” de la corrupción, pues servirán de lección.
- Crear carrera pública seria y evitar la rotación masiva por razones políticas, pero empecemos por retirar rápidamente a los delincuentes que metió Castillo en el Estado.
- Subir los costos y reducir los beneficios de la corrupción.
- Combatir radicalmente el narcotráfico, la minería y tala ilegales, trata de personas y tráfico de terrenos, así como la violencia para la extorción por cupos.
- Debemos crear entidades (Comisiones independientes) no políticas, que controlen el comportamiento ético de congresistas, jueces, fiscales y miembros del poder ejecutivo y los sancionen.
¡Debemos empezar hoy y no seguir aumentando capítulos a la historia de la corrupción en el Perú! Lampadia