Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 30 de junio de 2025
Para Lampadia
Yo no voté por Rafael López Aliaga porque voto en Chincha. Sin embargo, si votara en Lima, ciertamente hubiera votado por Porky para la Alcaldía capitalina. Dicho sea de paso, valgan verdades, el Alcalde de Lima está haciendo cosas buenas… excelentes.
El Centro de la ciudad está mucho mejor: ordenado, limpio, restaurado…
El servicio ferroviario entre Chosica y Callao, a pesar de sus detractores, será un éxito.
¡Qué le pasa al Ministro de Transportes que le pone trabas al proyecto del tren!
Pura envidia. Pura mediocridad.
Pero hay más. La prolongación del Zanjón y la ampliación de la Autopista Ramiro Prialé, darán que hablar acerca de Porky… y para bien. Dotar de agua a la gente pobre… ¡un aplauso por ello!
Lo que no me cuadra es su matonería en el tema de los peajes de Lima.
Claro que bronquearse con la concesionaria (Brookfield) genera un gran respaldo popular. ¿A quién no le gustaría transitar por carreteras sin tener que pagar peajes? Pero eso es politiquería pura y dura, propia de políticos demagogos y populistas.
Que la concesión estuvo manchada de corrupción… no hay la menor duda. Ante ello, pues que la Municipalidad denuncie a los corruptos y que sean castigados como corresponda. Que metan presos a quienes hayan pagado o recibido coimas, y que la Municipalidad recupere lo robado… más las multas, costos y costas correspondientes.
Paralelamente, habría que revisar y renegociar el contrato con la concesionaria, sobre la base de costos reales y márgenes razonables. Luego, establecer peajes adecuados y justos.
Pero no desconocer el contrato de concesión, así como así. Sencillamente porque hay leyes de por medio, y en nuestro país existe lo que se conoce como Estado de Derecho.
Pero no, Porky pretende zurrarse en el contrato de concesión. “Yo no le pago un mango a la corrupción” dice a cada rato.
Resultado: “Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia de EEUU ordena a Municipalidad de Lima pagar US$ 200 millones a Rutas de Lima”. Y agárrense… esto es sólo el comienzo. Se vienen miles de millones más.
Además – por si fuera poco – sin ton ni son “por disposición de la Municipalidad Metropolitana de Lima, se prohíben los sistemas prepago de peajes de Rutas de Lima”. ¿Cuántos miles de ciudadanos – conductores y pasajeros que viajamos frecuentemente al Sur – estamos siendo perjudicados estúpidamente por los berrinches de Porky? ¡No hay derecho!
El hecho real y concreto es que, por su matonería, a Porky le está saliendo el tiro por la culata. El problema es que detrás de la culata de la escopeta de Porky, estamos todos los peruanos.
El otro matón cuyo tiro está saliendo por la culata es Donald Trump. El problema es que se trata del presidente de los EEUU… nada menos. Al igual que Porky, Trump tiene muchas cosas buenas en su haber. Simplificación administrativa y desburocratización del Estado. Reducción de tasas tributarias. Desenmascaramiento de burocracias doradas de organismos multilaterales inútiles como la ONU, OEA, OMS y demás. ¡Bravo presidente Trump… otro aplauso por ello!
Pero lo de los aranceles a diestra y siniestra y a tutilimundi… es una estupidez. Los aranceles proteccionistas, ya se sabe, han fracasado en todo el mundo donde han sido implementados. Sin ir muy lejos, en nuestro país, allá por los años 70´s y 80´s; por sólo mencionar un caso que nos es familiar. Por eso, la política arancelaria del presidente Trump resulta tan retrógrada y contraproducente.
Sin embargo, aún peor que la política arancelaria en sí, es su forma matonesca de imponer los aranceles: soberbio, altanero, despectivo, patán, abusivo… detestable. Delirio de grandeza – o megalomanía – le llaman los psiquiatras.
¿Resultado? Incertidumbre total. Ergo, paralización de inversiones en todo el mundo, incluido EEUU. Inflación, desaceleración económica y desempleo. Devaluación del Dólar a nivel mundial. Caída del valor de los Bonos del Tesoro de EEUU. O sea, más presupuesto público para pagar la colosal deuda del Estado norteamericano. Protestas sociales en todo EEUU. ¡Crisis total!
Repito: al matón Trump, el tiro también le está saliendo por la culata. El problema es que detrás de la culata de la escopeta de Trump, están todos los norteamericanos… y los asiáticos, y los europeos, y los africanos, y los latinoamericanos; entre los cuales estamos nosotros los peruanos. Nadie se salva de la estupidez de los aranceles del presidente Trump.
Frente a ello, no hay mucho que podamos hacer los peruanos. Todo parece indicar que el tipo (Trump) no tiene remedio.
Por su culpa, nuestras empresas – todas las empresas del mundo – son ahora menos competitivas. Así que ni modo… habrá que tragarse el sapo de los aranceles absurdos.
Más bien, es el momento de contrarrestar nuestra pérdida de competitividad con medidas internas audaces, como racionalizar y profesionalizar el Estado, eliminar trámites y procedimientos burocráticos innecesarios, eliminar el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), y reducir las tasas del Impuesto General a las Ventas (IGV) e Impuesto a la Renta (IR), transformar digitalmente al Estado, flexibilizar la legislación laboral, etc. En síntesis, facilitarle la vida a las empresas peruanas y sus trabajadores… esa es la idea.
Y en el caso de Porky – soñar no cuesta nada – debemos exigirle menos matonería y más justicia. Menos patanería y más sensatez. La corrupción es una cosa mala, detestable. Y hay que combatirla con alma, corazón y vida. Pero los peajes en sí no tienen nada de malo. Concesiones viales con peajes, existen en todo el mundo. Y en el Perú, también. Lampadia