Aprovechemos estas oportunidades
Jaime de Althaus
Para Lampadia
El documento “Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América” (ver líneas abajo), publicado por la Casa Blanca confirma explícitamente algo que nosotros habíamos adelantado analizando las políticas de Trump:[1]
que el eje dominante de la geopolítica global para Estados Unidos ya no es ideológico, sino económico y de poder, derivado del interés primordial de ese país de mantener la hegemonía económica (y, consecuentemente, política), conseguir la autosuficiencia estratégica y contener el ascenso chino.
Estados Unidos renuncia al evangelio de la democracia y los derechos humanos.
Explícitamente dice la “Estrategia” que desplegará su poder blando “respetando las diferentes religiones, culturas y sistemas de gobierno de otros países”. El concepto clave es “realismo flexible”:
“Buscamos buenas relaciones y relaciones comerciales pacíficas con las naciones del mundo sin imponerles cambios democráticos u otros cambios sociales que difieran mucho de sus tradiciones e historias”.
Ni siquiera el libre comercio se salva, pues ha sido utilizado por otros países para socavar “la propia base de clase media e industrial de la que depende la preeminencia económica y militar estadounidense”. El concepto del libre comercio es reemplazado por el del “comercio equilibrado”, por medio de “acuerdos comerciales justos y recíprocos” pero priorizando “nuestros propios trabajadores, nuestras propias industrias y nuestra propia seguridad nacional”. La idea es reindustrializar Estados Unidos y mantener el liderazgo tecnológico y la economía más competitiva. Por supuesto, no advierte la contradicción entre el proteccionismo y la competitividad de la economía.
La novedad para América Latina es que nuestra región adquiere importancia y centralidad en la estrategia norteamericana.
La “Estrategia” plantea el «Corolario Trump» a la Doctrina Monroe (América para los americanos).
“Queremos asegurar que el hemisferio occidental siga siendo razonablemente estable y lo suficientemente bien gobernado como para prevenir y desalentar la migración masiva hacia Estados Unidos;
Queremos un hemisferio cuyos gobiernos cooperen con nosotros contra narcoterroristas, cárteles y otras organizaciones criminales transnacionales;
Queremos un hemisferio que permanezca libre de incursiones extranjeras hostiles o de la propiedad de activos clave, y que apoye cadenas de suministro críticas; Y
Queremos garantizar nuestro acceso continuo a ubicaciones estratégicas clave”.
En el Perú debería conformarse un equipo de alto nivel que vea la manera más inteligente de aprovechar esta nueva disposición estratégica norteamericana. Por lo pronto, de una simple lectura del texto, se desprende que podríamos buscar acuerdos, asistencia e inversiones en los siguientes temas de interés mutuo:
- Asistencia tecnológica en la lucha contra la criminalidad, particularmente contras las extorsiones que se han extendido en el Perú por acción del Tren de Aragua, pues es interés de Estados Unidos “cooperar contra narcoterroristas, cárteles y otras organizaciones criminales transnacionales”.
- Aprovechar la fuerte voluntad política de trabajar conjuntamente contra el narcotráfico (y la política vigente de bombardear narcolanchas en el mar) para revertir la prohibición de usar equipos norteamericanos en el derribamiento de narcoavionetas. Ya tenemos un acuerdo para la interdicción aérea, firmado hace un par de años. Pero se trata de interdicción “no letal”, que es lo mismo que nada. Tiene que ser letal. Y deberíamos conseguir cooperación para la instalación de radares en la Amazonía.
- Centros de datos y cooperación en digitalización e inteligencia artificial para mejorar los servicios públicos y la justicia, aprovechando que la “Estrategia” quiere asegurar “que el hemisferio occidental (sea) lo suficientemente bien gobernado como para prevenir y desalentar la migración masiva hacia Estados Unidos”, así como inducir a los países a rechazar la ayuda china “incluso utilizando la influencia estadounidense en finanzas y tecnología”.
- Inversión para fortalecer las cadenas de suministro críticas para la economía estadounidense, algo vital en la “Estrategia”. Esto permitiría atraer inversión en plantas de procesamiento para exportarles tierras raras y en la explotación de minerales críticos como el cobre y el litio.
- Inversión norteamericana y occidental en infraestructura clave o estratégica tal como puertos y ferrocarriles en el sur que faciliten exportación de cobre, litio y eventualmente tierras raras a Estados Unidos
Debería -repetimos- formarse un equipo de alto nivel con funcionarios del Estado, representantes de la Academia y del sector empresarial, para diseñar una propuesta de alianza estratégica con Estados Unidos a fin de capitalizar para nuestros intereses en la nueva geopolítica norteamericana hacia nuestra región.
Ver en Lampadia:
El Perú debe profundizar y dar valor económico a sus relaciones con EEUU y con China, cuidando, con visión de largo plazo, nuestros más importante intereses. En las últimas décadas, EEUU se ha dormido con respecto a Sudamérica y al Perú. Ojalá, ahora, que su reacción venga por un lado constructivo de fomento de las inversiones, y no oponiéndose a la presencia de China. Ver: Otro golpe al comercio mundial ( 29 de abril de 2024)
En setiembre pasado en Lampadia se propuso que el gobierno convoque a un grupo de notables para desarrollar una estrategia de relacionamiento del Perú con EEUU y China, en esta muy nueva realidad geopolítica, económica y tecnológica que empieza a marcar el devenir del siglo XXI. Ver: China lidera la nueva geopolítica.
Leer la propuesta estratégica de EEUU:
“Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América”
Lampadia
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