Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 8 de febrero de 2019
Para Lampadia
Podría parecer exagerado… pero no. Según la Real Academia Española (RAE) “Despotismo” significa “abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas”. Y “déspota” significa “persona que trata con dureza a sus subordinados y abusa de su poder o autoridad”.
De la misma manera “tirano” significa “persona que abusa de su poder, superioridad o fuerza”. O sea, déspota o tirano… son la misma cosa.
Con esas definiciones en mente, vayamos a nuestra realidad… y preguntémonos. ¿Cómo se les debería llamar a aquellos funcionarios públicos que – abusando de su poder – maltratan a los ciudadanos? ¿Acaso – de acuerdo con la RAE – no son unos déspotas o tiranos? ¡Claro que sí!
En realidad… déspotas y tiranos existieron toda la vida. Recordemos la tiranía que vivió Jesús de Nazaret en los tiempos del Rey Herodes y Poncio Pilato.
Jesús estuvo en contra de la tiranía de los romanos. Sin embargo, también estuvo en contra de los abusos y maltratos de las autoridades políticas del mismo pueblo de Israel.
Efectivamente, muchas autoridades judías imponían cargas pesadas a sus propios conciudadanos… “desasistiéndolos y arrojándolos a la pobreza, impotencia y desesperanza”. A esos funcionarios abusivos – Jesús – los llamó “ladrones y bandidos asalariados”.
Entonces, volvamos a preguntarnos.
- ¿Acaso el Estado peruano – el de nuestro tiempo – no está lleno de “ladrones y bandidos asalariados”?
- ¿Acaso no hay médicos que abandonan los hospitales y “desasisten” a sus pacientes?
- ¿Cuántos funcionarios maltratan a los ciudadanos “arrojándolos a la pobreza, impotencia y desesperanza”?
- ¿Cómo llamar a los coimeros que trafican con los brevetes?
- ¿Y los que venden cargos públicos como si fueran de su propiedad?
- ¿Cómo calificar a los que ingresan a trabajar en el Estado con certificados de estudios falsos?
- ¿Cómo llamar a los “diezmeros” que negocian con las obras públicas?
- ¿Y los que rinden cuentas de viáticos con facturas falsas?
¿Acaso no son – todos – unos reverendos “ladrones y bandidos asalariados”?
Sí pues… estamos llenos de déspotas y tiranos. ¿Qué preconizaba Jesús a ese respecto? “Ningún funcionario público está para ser servido, sino para servir”. Eso decía Jesús. En ese sentido – valgan verdades – hay autoridades honestas y serviciales que merecen nuestro reconocimiento y gratitud. Pero no me estoy refiriendo a ellos. Me estoy refiriendo a los “ladrones y bandidos asalariados”. Aquellos – como los de Ica –que vociferan ser “purito corazón” pero que – en realidad – son “purita corrupción”. Esos que dicen “estamos para servir, y no para ser servidos” pero coimean a diestra y siniestra para recuperar sus gastos de campaña… y – ¿cuándo no? – para embolsicarse unos cuantos milloncitos más. Aquellos que dicen ser “un gobierno con rostro humano”, pero que – en la práctica – son “un gobierno con rostro de los aportantes del partido”.
¡Cuidado con esos lobos disfrazados de cucufatos! Felizmente – en ese sentido – las cosas están cambiando. La ciudadanía empoderada – con la destacada participación de cierta prensa valiente y responsable – está poniendo en su sitio a los peces gordos de la corrupción en nuestro país… presidentes, ministros, jueces, fiscales, congresistas, empresarios, y otros más.
Ahora falta que funcionarios corruptos – de menor jerarquía – reciban también su merecido. No serán los peces gordos que salen en primeras planas… pero – igual – son unas lacras.
¡No a la tiranía – o despotismo – de Estado! ¡No a la corrupción! ¡Fuera los “ladrones y bandidos asalariados”! Lampadia