Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 20 de febrero de 2023
Para Lampadia
Los desastres naturales son fenómenos que se producen por las fuerzas de la naturaleza. Por ejemplo: terremotos, lluvias torrenciales, tsunamis, sequías, huaicos, heladas, plagas, etc. Los desastres artificiales son fenómenos que implican la mano o ingenio del hombre. Ejemplo: guerras, incendios provocados, accidentes de tránsito, bloqueos de carreteras, entre otros.
No obstante, nuestro país – de manera muy particular – enfrenta una tercera categoría de desastres: los desastres morales. Aquellos como los que estamos viviendo diariamente, desde hace décadas: corrupción en los más altos niveles estatales y empresariales, clientelismo político descarado, crimen organizado… con sicariato incluido, injusticia social a más no poder, maltrato cruel en salud pública, mafias por doquier, más todos los etcéteras habidos y por haber.
Traigo el tema a colación por lo sucedido en Secocha – Arequipa, el domingo 5 de febrero pasado, en horas de la tarde. “Lluvias intensas causan fuerte huaico en Secocha – Arequipa. Decenas de muertos y desaparecidos. Miles de viviendas destruidas”.
Palabras más, palabras menos… así informó la prensa la noticia del desastre de Secocha. Las imágenes que aparecieron en las redes sociales y la televisión, en los precisos momentos en que discurría el huaico – e inmediatamente después – mostraron la ferocidad y extrema capacidad destructiva del aluvión. ¡Un desastre!
Pregunta: ¿lo de Secocha fue un desastre natural, un desastre artificial o un desastre moral? Veamos. Secocha es el lecho de un huaico. Y sobre ese lecho se construyó el centro poblado. Es decir, sobre el terreno por donde discurre el huaico cada vez que baja violentamente, cuando llueve en la parte alta de la quebrada. Hasta el año 2004 – tal como muestran las imágenes satelitales de aquel entonces – nadie vivía en Secocha. Toda la vida, Secocha fue una zona de riesgo por huaico. Repito, las imágenes aéreas dan cuenta de ello con total claridad.
La pregunta entonces es ¿por qué vivía tanta gente en el lecho de un huaico? ¿Quiénes fueron los alcaldes del distrito Mariano Nicolás Valcárcel de la provincia de Camaná en Arequipa? Aquellos que permitieron la construcción de 4 mil viviendas, entre las cuales había edificios de hasta cinco pisos, dos colegios, una posta médica, y todo lo demás. ¿Quiénes fueron las autoridades que – a partir del 2004 – propiciaron el asentamiento de 20,000 personas, allí donde jamás nadie debió construir ninguna casa, ninguna escuela, ninguna posta médica, ninguna nada?
Claramente, estamos ante un típico caso de tráfico de tierras. Como los miles de casos que ocurren en todo el país, donde traficantes de tierras – coludidos con toda una maraña de autoridades – lucran a mansalva, sin la más mínima consideración por la seguridad y dignidad de las personas.
Entre paréntesis… el desastre de Secocha tiene mucho que ver con el fracaso estrepitoso de la regionalización del país. ¿A quién se le pudo ocurrir que la politización de funciones tan complejas y especializadas como el desarrollo urbano y los servicios públicos – agua, salud, educación, etc. – iban a funcionar bien, en manos de políticos tan corruptos y convenidos que, encima cambian cada cuatro años? ¿Por qué no encargar dichas funciones a instituciones locales especializadas, autónomas, estables… apolíticas? Bueno pues, ahí están las consecuencias.
Efectivamente, en las mafias de tráfico de tierras de Secocha, tienen que haber estado involucrados alcaldes y regidores, gobernadores y consejeros regionales, policías, jueces y fiscales; incluso ministros y altos funcionarios del gobierno central. Si no ¿cómo se explica que Secocha haya pasado por todos los trámites y licencias requeridas para la construcción y funcionamiento de tamaña infraestructura urbana?
Hagamos un recuento de aquellas instancias y procedimientos estatales que están metidos en la colada de Secocha.
Habilitación Urbana, Licencias de Construcción, Licencias de Funcionamiento, Defensa Civil, Dirección Regional de Vivienda de Arequipa, Consejo Regional de Seguridad Ciudadana, Ministerio de Vivienda, Ministerio del Ambiente, Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Ministerio de Salud, Ministerio de Educación, Presidencia del Consejo de Ministros (PCM)… ¿qué más quieren que les diga? Incluso, el Ministerio de Energía y Minas, por ser Secocha una zona eminentemente minera. ¡Todos tienen vela en este entierro!
Sólo una poderosísima mafia de traficantes de tierras podría haber articulado una telaraña tan vasta y corrupta como la de Secocha. El problema – repito – es que Secocha es tan sólo uno de los miles de casos de mafias de tráfico de tierras que operan en todo el país.
Pregunta final: Secocha… ¿desastre natural, desastre artificial o desastre moral? Respuesta: ¡Desastre moral! Lampadia