Tradicionalmente, parte de la minería generó muchos impactos ambientales. Desde que el mundo moderno y el Perú adoptaron estándares ambientales muy respetables, la minería moderna ha creado en nuestro país importantes activos ambientales. Lamentablemente, con la minería ilegal sucede todo lo contrario, no solo generan terribles daños ambientales, también explotan a sus trabajadores, fomentan la prostitución, la violencia y territorios liberados, que junto con los impactos del terrorismo, el narcotráfico, la tala ilegal y el contrabando armado de Puno.
Sobre estos daños no se pronuncian las ONG anti-mineras ni los movimientos políticos “anti extractivismo”. Los líderes de estos procesos, muy vinculados a ex terroristas convictos y confesos, que hasta ahora no se arrepienten de sus terribles crímenes, han desarrollado campañas de victimización que han llegado incluso a confundir a un ex líder nacional como Hernando de Soto, que ahora pretende que participen en la vida nacional, como si tuvieran algo que aportar. Todos ellos deben ser proscritos de la política nacional hasta que hagan demostraciones efectivas de arrepentimiento y de ‘dolor de corazón’, como pediría un sacerdote dedicado a la evangelización.
La inversión minera moderna generando ahora activos ambientales. Lo que es más, incluso existen procedimientos pre establecidos de cierre de mina para los cuales se constituyen fideicomisos que las empresas depositan anteladamente para garantizar su cumplimiento. Estos procedimientos pretenden que después de terminadas las operaciones mineras, se repongan las condiciones previas a las operaciones.
Entre los activos ambientales mineros, destacan notoriamente los de Yanacocha (una de las compañías mineras más criticadas) con el reservorio de San José, el cual ofrece agua sana para la población de Cajamarca. Además están los bosques desarrollados por Antamina en la costa, al separar los concentrados que bajan con agua, que una vez secos se exportan. Con esa agua (debidamente tratada), se ha desarrollado el Bosque de Huarmey.
Otro activo notorio es el de Southern, otra empresa vilipendiada por los anti-mineros, que antes echaba sus relaves a la bahía de Ite (una suerte de paisaje marciano) y hoy es ha creado refugio de aves migratorias (que evidentemente no van a elegir un sitio contaminado para su lugar de descanso). En consecuencia, se ha producido una muy positiva transformación.
Así como este hay muchos casos más que desvirtúan las acusaciones de los personajes que todavía lucran en metálico y en cuotas de poder político, tratando de eliminar las operaciones mineras.
Desgraciadamente, estos activos ambientales no han sido adecuadamente difundidos, ni por las empresas ni por su gremio. Por ejemplo, Jaime de Althaus ha demandado estos testimonios durante mucho tiempo y, solo una vez que Carlos Gálvez asumió como Presidente de la SNMPE, hemos podido conocer esta extraordinaria realidad. Extraordinaria, tanto por su contenido, como por su difusión.
Ver el siguiente video, como una demostración de este desarrollo: