Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 16 de octubre de 2023
Para Lampadia
En nuestro país, pareciera que la corrupción en el Estado está circunscrita únicamente al Poder Ejecutivo – es decir, al Gobierno Central, Gobiernos Regionales y Gobiernos Municipales – y al Congreso de la República. Es verdad, las Fuerzas Armadas y Policiales también están incluidas en la colada. Sin embargo, el Poder Judicial – incluidos el Ministerio Público y la Junta Nacional de Justicia (JNJ) – nada que ver. Nuestros jueces y fiscales son “impolutos”.
Así piensan – y actúan – muchos compatriotas. Como si toda acusación fiscal estuviera basada en la verdad. Y como si toda sentencia judicial estuviera basada en la justicia. ¡Ay de aquel que tuviera una denuncia penal en su contra! Y peor aún… ¡pobre de aquel que haya sido sentenciado por un “honorable” juez del Poder Judicial del Perú!
Nadie pregunta quién denunció, ni porqué.
Tampoco preguntan por la integridad del fiscal que admitió la denuncia, ni si el denunciante es un tipo corrupto, chantajista, o simplemente una persona maliciosa y vengativa, como suele haber – y en abundancia – en nuestro país.
Toda sentencia judicial condenatoria suele tomarse como “santa palabra”. – Si lo dice el juez – el sentenciado… sentenciado está.
Nada, ni nadie podrá quitarle al sentenciado el rótulo de “CULPABLE” … ¡de por vida!
Es curioso. Ni siquiera los audios de Los Cuellos Blancos del Puerto afectaron la “honorabilidad” del Poder Judicial y del Ministerio Público. Y eso que en los Audios de la Vergüenza cayeron algunos “conspicuos” miembros del Consejo Nacional de la Magistratura. ¡Pero… ni por esas!
Bueno pues, yo creo que el Poder Judicial es una institución infestada de jueces y fiscales corruptos. Y – si no – de jueces y fiscales politizados e ideologizados. Y la JNJ, la responsable de designar y evaluar a jueces y fiscales… no sabe, no opina.
Por supuesto, soy el primero en reconocer que hay magistrados íntegros – incorruptibles, inteligentes, incuestionables – que merecen nuestro mayor aprecio y gratitud. Pero – lamentablemente – hay también de los otros.
A ese respecto – a manera de botón de muestra – quisiera traer a colación la perniciosa e interminable actuación del Poder Judicial contra los Comandos Chavín de Huántar, a raíz de la heroica operación de rescate de rehenes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en la residencia del Embajador de Japón en Lima, el 22 de abril de 1997, que inspiró al Vicealmirante Luis Giampietri (recientemente fallecido) a escribir el libro “Rehén por Siempre”.
Bueno pues, así como los Comandos Chavín de Huántar – y el propio Giampietri – a pesar de su extraordinaria heroicidad, y a pesar de su inmenso sacrificio son los “rehenes por siempre” del Poder Judicial; muchos peruanos estamos en igual situación. La pregunta es ¿por qué? ¿Quién está detrás de todo esto?
A ese respecto, estoy convencido de que – aparte de estar infiltrado por jueces y fiscales corruptos – el Poder Judicial de nuestro país no es autónomo ni independiente.
Nuestro Poder Judicial está plagado de magistrados marcadamente sesgados – política e ideológicamente – en contra del Estado de Derecho, en contra del Orden Público, en contra de las libertades constitucionales, en contra de los principios de igualdad ante la ley, en contra de la propiedad privada, y en contra de otros valores democráticos más. Por sus actos – y por sus convenios – los conoceréis.
Me refiero – por ejemplo – a los Convenios de Cooperación Interinstitucional entre el Ministerio Público y el Instituto de Defensa Legal (IDL). Claramente, dichos convenios – y otros muchos, similares – no conducen a nada bueno en materia de independencia y objetividad de nuestro sistema de justicia.
¿Qué justicia se podría esperar de jueces y fiscales – capacitados por el IDL – ante casos como el de Chavín de Huántar, por ejemplo? Claramente… ninguna.
Aparte de conflictos de intereses, existe también el problema de la precariedad – en todo sentido – del Poder Judicial. ¡Qué fácil debe resultarle a un criminal, amenazar – o sobornar – a un juez o fiscal, para torcer un fallo judicial a su favor! ¿No será por eso, que tantos criminales andan libres y / o son declarados inocentes? ¿No será por eso, que tantos peruanos seamos “rehenes por siempre” del Poder Judicial?
He ahí otro inmenso desafío nacional, del cual nadie habla… la reforma del “SISTEMA DE JUSTICIA”. Reforma que, dicho sea de paso, no podría gestarse dentro del propio Poder Judicial – por más autónomo que sea – porque no se puede esperar nada del gato despensero.
La reforma del “SISTEMA DE JUSTICIA” – lo he dicho en más de una oportunidad – debería gestarse desde la ciudadanía, y en alianza con la prensa. Una prensa y una ciudadanía que funjan de controladores y evaluadores del monstruo de la “JUSTICIA” en nuestro país:
¿Juez coimero? ¡A la cárcel! ¿Juez miedoso? ¡A su casa! ¿Juez politizado o ideologizado? ¡Fuera! Todo público. Todo transparente.
Como en el caso de Los Cuellos Blancos del Puerto, hagamos que las paredes hablen. Grabemos subrepticiamente a los jueces y fiscales corruptos o ideologizados y que todo el mundo se entere de qué pie cojean.
No queda otra sino luchar. Luchar contra la lacra de la “justicia” corrupta e ideologizada. Liberemos a los “rehenes por siempre” del Poder Judicial. Y perseveremos hasta que algún día podamos decir que SÍ hay justicia en nuestro país. Lampadia