Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 23 de junio de 2025
Para Lampadia
El título del presente artículo está entre comillas por dos razones: (1) porque lo dijo la Dra. Delia, en su condición de Fiscal de la Nación, y (2) porque no tiene nada que ver con la realidad. Al menos, ningún peruano en su sano juicio podría decir algo semejante… excepto, la Dra. Espinoza.
Es que no hay forma de justificar una expresión tan desacertada sin recurrir a explicaciones como ignorancia, desfachatez, indolencia, corrupción… o todas a la vez.
¡Qué problema! La mismísima Fiscal de la Nación no está consciente [o no quiere estar] de la descarada persecución política que practican miles de Fiscales de todo el país. Tampoco está al tanto [o no quiere estar] del chantaje sistemático y corrupción generalizada dentro del Ministerio Público… salvo contadas y honrosas excepciones.
En una ocasión, una Fiscal que archivó una de las tantas denuncias que tengo en mi contra, me confesó: cerca del 70% de las denuncias que se presentan ante el Ministerio Público, son maliciosas.
O sea, muchas personas corruptas recurren al Ministerio Público – maliciosamente – para denunciar, sin justificación alguna, a funcionarios o ciudadanos que no han cometido ninguna falta, con el sólo fin de hacerles daño.
Y el Ministerio Público se presta para ello. ¿Qué dice la Dra. Espinoza al respecto?
¿Qué dice de los años – décadas – que se toman los fiscales para procesar las denuncias maliciosas?
¿Cuánta gente inocente – y pobre – vive atrapada en la inoperancia e inmundicia moral de fiscales y funcionarios corruptos del Ministerio Público?
¿Y de la plata sucia que corre bajo las mesas de los magistrados de la institución?
¿Qué dice la Dra. Espinoza de los Convenios de Cooperación Inter Institucional entre el Ministerio Público y aquellas Universidades de pésima calidad educativa, de propiedad de políticos recontra cuestionados, como la Universidad César Vallejo de César Acuña Peralta, y la San Juan Bautista de José Luis Elías Avalos? Incluso, universidades que perdieron su vigencia ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) como la Alas Peruanas de Joaquín Ramírez, la Telesup de José Luna Gálvez y la Garcilaso de la Vega de Luis Cervantes Liñán.
¿Acaso no sabe la Dra. Espinoza que muchos fiscales son docentes o egresados de dichas universidades, cuyos Bachilleratos, Maestrías y Doctorados constituyen títulos académicos de dudosísima credibilidad?
¿Y que – en mérito de dichos convenios – los hijos y familiares de los magistrados del Ministerio Público, también pueden estudiar en dichas universidades “en condiciones económicas ventajosas” (léase, becados)?
¿Acaso ese descarado conflicto de intereses no somete al Ministerio Público a dichos políticos de dudosa reputación? ¿Cuántos procesos judiciales se han torcido para favorecer a dichos políticos, sólo por el hecho de que muchos fiscales enseñan en sus universidades, o tienen hijos o familiares estudiando becados en ellas?
¿Acaso no sabe la Dra. Espinoza de la gran cantidad de familiares de Fiscales y funcionarios del Ministerio Público que están contratados en instituciones estatales, sin ningún mérito profesional… sólo para que las autoridades contratantes – Ministros, Gobernadores Regionales, Alcaldes, y demás – no sean procesados penalmente como corresponde, en caso de cometer delitos funcionales?
Seamos sinceros y objetivos. El Sistema de Justicia de nuestro país es lo peor de lo peor. Corrupción, extorsión, indolencia, incompetencia, crueldad inmisericorde, inmundicia moral y material, indignidad, precariedad, politiquería ideologizada, clientelismo, mafia, proxenetismo, narcotráfico, minería ilegal, y todos los etcéteras habidos y por haber. Los audios de la vergüenza (léase, los Cuellos Blancos del Puerto) pintaron de cuerpo entero al Ministerio Público y al Poder Judicial. Y nada ha cambiado después de aquel escándalo. Todo sigue tal cual.
El Sistema de Justicia peruano está en situación de crisis terminal. Y el Ministerio Público está inmerso en dicha crisis terminal.
Entonces, llegar al externo de decir que “no hay crisis en el Ministerio Pública” nos debería llevar a la siguiente interrogante: ¿En qué planeta vive la Dra. Delia Espinoza?
Lampadia