Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Es noticia mundial, que el Perú es uno de los países con el transporte urbano más lento del mundo. Nos transportamos a menos de 11 km/h por vías expresas y avenidas principales, pero nadie hace absolutamente nada al respecto. Lo que distingue a los países civilizados, que tienen más vehículos particulares per cápita, pero logran movilizarse a mayor velocidad promedio, es que ellos sí toman medidas correctivas y, todas, son de sentido común.
Como siempre, se trata de aumentar la oferta de ciertas facilidades y reducir la demanda de otras, para hacer más atractivo el transporte público y menos, el particular, así:
- Debemos cobrar, como ellos, un impuesto a la propiedad vehicular por todos los vehículos y, cuanto más antiguos, mayor el impuesto. Así reduciremos la contaminación y el parque automotriz en circulación.
- Todos los vehículos, para poder circular, deben contar con una póliza de seguros vigente, que cubra el daño a terceros por accidentes. Ya se ha demostrado que la siniestralidad del SOAT está creciendo de forma alarmante (68.94% a junio 2025, según Gestión), pero eso sólo cubre de manera muy limitada a la curación de las personas, pero en nada, el daño material de terceros. En los países civilizados, la póliza de seguros vehicular cubre al vehículo debidamente vinculado al conductor; de esta manera, es la compañía de seguros la que se ocupa de llevar el récord de manejo del conductor, cobrando por el seguro, en función de tal récord, hasta el punto de no darle cobertura. Si maneja sin seguro, va a la cárcel. Este es el mejor filtro para evitar criminales al volante, ni lamentar los accidentes cotidianos, que tanta muerte y desgracia han sembrado.
- Debemos acelerar el “chatarreo” de vehículos, por estado del vehículo y por multas impagas. Sugiero que el límite de multas sea el 30% del valor del vehículo y el plazo, una antigüedad de multas de un año. El estado debe responder a las características de fabricación, operativas, bajo responsabilidad penal del concesionario que certifique una revisión técnica inadecuada, por exponer la vida y la salud de la población.
- Las empresas de transporte urbano, deben ser propietarias de los vehículos de su flota; de esta manera, pasarán a ser responsables solidarios de las sanciones, indemnizaciones o acuerdos de reparación civil por daños causados. Los choferes deben estar en la planilla de la empresa. Hoy, son asociados sin vínculo ni responsabilidad entre ellos, ni frente a terceros, por eso matan y fugan, sin consecuencias.
- El servicio de transporte urbano que usa vías exclusivas, debe renovar su flota en los plazos establecidos contractualmente y, a la fecha, deberían triplicar el número de vehículos disponibles y su frecuencia. La ATU y el MTC, deben ser responsables de tal cumplimiento.
- Los alcaldes distritales, deben someter sus distritos a un plan vial Metropolitano integral. Las vías de la ciudad funcionan como el “sistema circulatorio” de una persona y, por lo tanto, de nada sirve tener “Vías expresas”, si estrechan las avenidas y calles de los distritos y consecuentemente, el tránsito no puede fluir en sus desembocaduras. Debemos someter el flujo de tránsito Metropolitano, al análisis de un especialista en transporte y corregir las barbaridades cometidas por ciertos alcaldes distritales.
Además, se deben trabajar mejoras en la semaforización y sus sistemas de control automático. Igualmente, debemos ser rígidos en la aplicación de normas para evitar estacionamiento en zonas rígidas y, más aún, estacionamiento en doble fila. Desde luego, los distritos deben impulsar la instalación de playas de estacionamiento, para solucionar la congestión que el uso indebido de las calles provoca. De igual forma, los horarios de despacho y recibo de mercadería en comercios, deben evitar las horas punta.
La sola aplicación de estas seis medidas, generará un alivio inmediato del transporte urbano, redundará en el bienestar de toda la colectividad, evitará la necesidad de una “Asociación de víctimas de accidentes de tránsito» por abandono, aumentará la satisfacción de las personas y significará más horas de descanso y vida familiar.
Esto, que parece una cuestión únicamente de transporte; reducirá los niveles de estrés, mejorará el rendimiento académico de los niños y jóvenes, quienes tendrán mayor apoyo y supervisión de los padres y, mayor productividad de los padres en su actividad laboral, además de reducir los S/22 mil millones de pérdidas anuales por congestión del tránsito.
Ahora que en el Congreso de la República están en pleno jubileo de designación de comisiones, sería muy importante que, a sus miembros, se les asigne esta tarea y evaluarlos por sus resultados.
De igual manera, los responsables de MTC y de la ATU, deben ser evaluados por la velocidad con la que logren descongestionar el tránsito de la ciudad de Lima y otras capitales y, aumentar la velocidad promedio de circulación.
[A pesar del caos que sufren los ciudadanos, las autoridades de transporte público obstaculizan el despliegue del tren Chosica-Lima-Callao, por ruines juegos políticos]
Si no son capaces, ¡que renuncien! Lampadia