Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Estamos viviendo un momento miserable en la política peruana. Ciertamente, con muy contadas excepciones, tenemos en los tres poderes del Estado y en los organismos constitucionalmente autónomos, como el Ministerio Público, gente que nunca debió acceder a ellos. Hasta la descripción es ociosa, pero:
Empezando por la presidencia, acompañada de ministros que guardan relación cercana con la delincuencia; otros que plantean y defienden decisiones políticas, pero que cuando los desautorizan a las pocas horas, permanecen impávidos como si no pasara nada (¿dignidad? ¿amor propio?), qué vergüenza.
Otros, absolutamente ineptos para resolver problemas y gestionar; veamos no más lo que está ocurriendo en Machu Picchu, donde entre el MINCUL (cultura) y MINCETUR (comercio exterior y turismo), que no son capaces de tomar control y poner orden, dejan que se destruya la imagen del Perú como destino turístico.
Justicia, no es capaz de construir penales.
Salud es un ámbito de ineficiencia, que incorpora una cueva de ladrones alimentada desde la cabeza.
Transportes y Comunicaciones manejado por la incapacidad de resolver problemas, mantener la infraestructura existente y planear y desarrollar proyectos.
Vivienda y saneamiento, no resuelve la habilitación de agua y saneamiento a las regiones más atrasadas.
MINEM subsiste con la amenaza de una nueva ampliación del REINFO, sin promover una ley MAPE que respete la legalidad.
Ni qué decir de la seguridad ciudadana y el MININTER (Interior).
No dejaré de resaltar la decisión de la señora Boluarte, de asumir una sucesión constitucional. Ese fue un paso difícil, que nos libró de un desmadre preparado por la izquierda proterrorista que nos había gobernado hasta el 7 de diciembre 2022, cuando Castillo diera el golpe de Estado. Felizmente, las fuerzas del orden, con sujeción absoluta a la Constitución, lo impidieron.
Pero, es evidente que la señora no está preparada para gobernar y la dirigen desde el Congreso algunos aliados, quienes toman ventaja de esa debilidad política extrema y hacen desmanejos populistas que destruirán nuestro futuro.
El problema es, que tenemos en el congreso unos impresentables sin ética ni valores (tanto como sus jefes). Podemos, APP, FP y Somos Perú, han apoyado cosas positivas, pero se han aliado en la destrucción de las vigas centrales de la gobernanza, han quebrado principios básicos del manejo presupuestal, han destruido el sistema previsional, han multiplicado irresponsablemente la creación de universidades, han presionado por poner en el gabinete a incapaces y, por esa razón, no han efectuado el control político que deberían, entre otras cosas.
Además, no han sido capaces de normar un futuro senado elegido por distrito único, no han impuesto “filtros” para acceder a la función congresal, han fomentado la multiplicación de la empleocracia del congreso, prácticamente duplicando su presupuesto. No han sido capaces de purgar a congresistas corruptos y traficantes de influencias, tanto como a los extorsionadores (coloquialmente llamados “mochasueldos”).
Igualmente, se han dejado infiltrar por mineros ilegales, permiten cercanía de congresistas con delincuentes, tanto como que, no han dado las normas que impidan el transfuguismo en el congreso, etc.
Esta descripción exacerba los ánimos y aun faltando pocos meses para las elecciones (ya convocadas), no pocos piensan y plantean una vacancia presidencial. La inacción y desgobierno, la falta de seguridad ciudadana, la ausencia de rumbo es desesperante, mientras algunos “hacen como que gobiernan”.
El cuadro se completa cuando vemos un ministerio público y un poder judicial politizados. La inaceptable postura asumida por la Fiscal de la Nación, tolerada excesivamente por la JNJ. La forma como los jueces disponen inaplicar las leyes del Congreso y la manera como algunos jueces (suplentes, ad hoc) sentencian para interponerse a las disposiciones de otros organismos, convierten los procesos en un juego de argucias y leguleyadas. Lo dicho, no es más que la consecuencia del irrespeto provocado por poderes que, por su comportamiento distante de la ética, la moral y la legalidad, no inspiran el respeto por sus decisiones y leyes. Esta falta de autoridad moral de las autoridades políticas, hace que no contemos con nadie capaz de restablecer el principio de autoridad, que tanta falta nos hace.
La tragedia es que, quienes propugnan “sottovoce” una vacancia presidencial, probablemente no han caído en cuenta de que, quien la reemplazaría, es nada menos que el delfín del “lagarto” Vizcarra, con lo cual, estaríamos saltando de la sartén a las brasas y, nos saldría más caro el remedio que la enfermedad, al punto de contaminar las próximas elecciones.
Ya nos hemos tragado el sapo por cuatro años, cuando elegimos a Castillo. Ahora, aguantemos 7 meses y decidamos mejor en las elecciones de abril, que en 10 meses podríamos tener una mejor proyección.
¡Que Dios nos ayude! Lampadia