Con el cambio de ministro de educación, después de la censura de Saavedra, se esperaba que el ministerio fuera más objetivo en sus apreciaciones sobre la contribución del sector privado a la educación escolar. Asimismo, también se espera que el ministerio despolitice su gestión, por ejemplo, disminuyendo la influencia de la PUCP en las múltiples consultorías que fomentó Saavedra.
No nos olvidemos que el ex ministro no reconoció ni una sola vez que la inversión privada en educación escolar alcanzaba un 3% del PBI y tenía una tasa creciente de matrículas escolares, por parte de padres de familia que tomaban la decisión de pagar la educación de sus hijos con la esperanza de mejores resultados y, además, de tener una mejor capacidad de comunicación con los directivos de los colegios privados.
Es increíble que con el déficit de educación escolar en el país, en vez de sumar esfuerzos y de buscar el desarrollo de estrategias compartidas entre lo público y privado para mejorar la cobertura, infraestructuras, tecnología, calidad e innovación, el ministerio ande más preocupado en desmerecer el aporte privado, incluso distorsionando la realidad y mintiendo.
La última Evaluación Censal de Estudiantes (ECE)
Hacia finales del 2016, el MINEDU realizó la ECE (como se realiza hace diez años), para los alumnos de segundo grado de primaria y más recientemente, para los de cuarto grado de primaria y segundo de media.
Apenas publicados los resultados (pocas semana atrás), como para que nadie tenga la oportunidad de reaccionar, la nueva Ministra de Educación, Marilú Martens, salió con una sutil agresividad, a echarle la culpa de los malos resultados de “segundo grado de primaria” a la “mala escuela privada”, sin hacer un solo acto de contrición, ni mea culpa, sobre por ejemplo, los desastrosos resultados obtenidos en la secundaria urbana y rural “pública”, de responsabilidad absoluta de la cartera ministerial. Y es que en realidad, oírla declarar (muy suelta de huesos), que la escuela privada retrocedió casi 10% en comprensión lectora en segundo grado de primaria como justificación a las malas noticias, aparentando que era lo único destacable de los resultados censales (no dijo nada del retroceso en comprensión lectora registrado por la escuela rural pública en el mismo segundo grado de primaria).
Curiosamente, si uno analiza la publicación de los resultados, descubre que esta se hace comparando lo obtenido en las escuelas ESTATALES y NO ESTATALES “URBANAS”, pero no se incluye lo que corresponde a la escuela “RURAL”, que justa y mayoritariamente compete al sector público, con lo cual, probablemente los resultados o la foto final, REAL, sería sustancialmente distinta, y la evidente brecha entre el rendimiento de escuela PUBLICA Y PRIVADA, sería aún más grave de lo publicado.
Al 2015, los chicos de segundo de media obtenían un porcentaje nacional en razonamiento matemático de 9.5%, de los cuales, el nivel aprobatorio correspondía: 19.2% a la escuela privada y 6.2°% a la pública (sin contabilizar por ningún lado el resultado del 2% de los rurales, que son mayoritariamente públicos). Entonces, la escuela pública registraba un total de 160,000 alumnos en zona urbana y 260,000 en zona rural, mientras que la escuela privada registraba 600,000 alumnos en zona urbana y 15,000 en zona rural. Es decir, la responsabilidad del desastre de resultados en la zona rural, quedaba absolutamente bajo la responsabilidad casi exclusiva del MINEDU.
En el caso de comprensión lectora, en el año 2015 se obtuvo un 14.7% de resultado satisfactorio a nivel nacional, siendo que la escuela privada alcanzaba un 29.3% de aprobación, frente a un 11.1% del estatal “urbano” y 1.9% de estatal rural (tramposamente, no contabilizado).
Para el 2016, pareciera que mejoran nuestros alumnos, pues obtienen a nivel nacional 11.5% de aprobación en matemáticas (2 puntos más que en la evaluación del 2015), pero decrecen levemente (unas centésimas) en comprensión lectora, alcanzando un 14.3% de aprobación final. Los resultados, nuevamente, se publican bajo el rubro “Estatal urbana y no estatal urbana”, pero, otra vez, la puntuación “Rural”, brilla por su ausencia y no se incluye en esta medición entre PUBLICO Y PRIVADO, con lo cual la sumatoria final podría ser engañosa sobre todo, teniendo en cuenta que el número de alumnos que cursa educación secundaria en escuelas privadas en zonas rurales se redujo de 15,000 en el 2015 a solo 10,000 en el 2016, aumentando en cambio en la escuela pública rural, en la que el número se incrementó pasando de 260,000 en el 2015 a 270,000 en el 2016.
Con estos datos, se puede ver que el precario resultado “satisfactorio” de casi 2% que registra la secundaria rural, es de total responsabilidad del MINEDU, sin que la Ministra u otra autoridad del sector, hayan salido a dar explicaciones sobre este abrumador fracaso que evidencia que más del 90% de los jóvenes que siguen educación secundaria, son estafados, silenciosamente y a escondidas, por la educación pública. Lampadia