EDITORIAL DE LAMPADIA
Mejor en lo sanitario (aunque insuficiente), y pobre en recuperación económica
La exposición de la política de gobierno del presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, estuvo dirigida a contentar a los parlamentarios para obtener el voto de investidura. Evitó, entonces, como veremos, las medidas cruciales necesarias para recuperar rápidamente la economía y el empleo, y priorizó la explicación de ciertas mejoras en la estrategia sanitaria, algo que sin duda había sido un vacío en la exposición de Pedro Cateriano.
Pero las mejoras anunciadas en la estrategia sanitaria siguen sin dar la talla necesaria. Afirmó que “ganar esta batalla requiere del trabajo conjunto y organizado de todos los niveles de gobierno, el empresariado y la sociedad civil”. Pero no explicó cómo participaría el empresariado ni lo convocó a tarea alguna, ni menos aun a un comando público-privado, algo que Cateriano sí había hecho al anunciar que diversos gremios empresariales se unirían al Comando COVID.
Anunció que se profundizará la “Operación Tayta”, que se ampliará a varias regiones del país, pero no solicitó el aporte de la capacidad tecnológica y logística del sector privado para realmente ampliar de manera sustantiva la cobertura de esa estrategia. Consiste en ir a buscar a los contagiados más vulnerables en sus casas en los barrios más infectados, aislarlos y atenderlos. Pero hasta ahora el alcance ha sido muy limitado por falta de capacidad logística precisamente. No dio cifras ni metas de alcance. Para que su impacto sea significativo, necesita incorporar al sector privado.
Hay otras iniciativas privadas alcanzadas al gobierno sobre contact tracing y estrategia conductual, por ejemplo, que no han sido recogidas. Anunció, en cambio, la implementación de Centros de Atención Rápida Temporal en los distritos con mayor incidencia epidemiológica del Covid-19, con tratamiento sanitario a cargo del primer nivel de atención, nivel que en realidad ha sido relativamente desactivado. Veremos si funciona. Y la potenciación de los 1175 equipos de respuesta rápida que, por lo visto, hasta ahora no han tenido los resultados esperados.
Tal parece que se ha abandonado Te Cuido Perú, programa orientado a aislar y abastecer a los contagiados para cortar la cadena de contagios. Con logística privada hubiese podido funcionar.
Necesitamos una respuesta más potente para vencer a la pandemia. No ha sido presentada.
Pero donde la exposición fue muy pobre, fue en lo relativo a la recuperación económica. No se puede gobernar con el mínimo común denominador, es decir, con un plan menos que mediocre, cuando se ha tenido la caída más grande del globo. La visión que queda es que la economía se va a recuperar a través de ilusos programas estatales de empleo temporal en la ciudad y en el campo, de asistencia técnica y compras a Mypes (que apenas benefician a 30 mil y 14 mil empresas respectivamente, cuando hay 3 millones de Mypes), de una aceleración sin precedentes de la inversión pública -que sería un milagro-, y de unas APPs que son las mismas que hace años se anuncian y nunca se concretan.
Por supuesto, nada explícito acerca de simplificar regulaciones sectoriales y flexibilizar la contratación de personal para beneficiar a 3 millones de mypes y no solo al 1%, y recuperar rápidamente empleo. Nosotros habíamos sugerido que se convoque a los gremios de mypes para consultarles qué regulaciones sectoriales y laborales requieren para salir adelante y volver a dar empleo. E interesantemente algo de eso ha sido recogido cuando el Premier anunció la creación de “la Mesa Ejecutiva para el desarrollo de las MYPEs”, para identificar y solucionar los cuellos de botella, barreras y problemas que afectan y limitan la productividad de las MYPEs, lo que “engloba aspectos de regulación y de gestión”. ¡Ojalá esa mesa ejecutiva tenga la dinámica y el peso suficiente!
Se curó en salud omitiendo por completo referencia alguna a la gran palanca reactivadora que serían los proyectos mineros. Ese silencio es el más claro síntoma de la enfermedad ideológica peruana. Sin embargo, las bondades de la minería se insinuaron implícitamente cuando anunció que enviará “un proyecto de ley para establecer un mecanismo que permita estabilizar los recursos de canon, sobrecanon y regalía minera del vaivén de las cotizaciones internacionales a partir de establecer ahorros en un fondo de estabilización de estos recursos”. Quizá allí se coloque esos 13 mil millones de soles que Cateriano reveló que los gobiernos regionales no han usado. Sería muy bueno que se conformaran unidades ejecutoras en las zonas mineras para usar esos recursos en planes integrales de desarrollo, con los alcaldes no en la ejecución sino en el directorio.
Puso énfasis en los programas sociales, cuando el mejor programa social es una reactivación económica acelerada por medio del tipo de medidas tabú no mencionadas. Nuevamente, no se aprovechará el segundo bono universal para hacer inclusión financiera, pues se lo distribuiría principalmente mediante la banca celular. Ni siquiera mencionó la cuenta DNI anunciada en el discurso de Cateriano.
En lo directamente político, no le propuso al Congreso trabajar una agenda legislativa conjunta, algo fundamental para encauzar los impulsos populistas y alinear los esfuerzos nacionales contra la crisis. Sin embargo, sí reveló que le ha pedido a los ministros encargados de cada departamento, que se reúnan con los congresistas de su región para viajar juntos y sumar esfuerzos en la lucha contra la pandemia. Muy buena idea.
En el tema de la reforma política insistió en la eliminación del voto preferencial, lo que es necesario, pero sigue faltando demandar la aprobación de las reformas de gobernabilidad para facilitarle el trabajo al próximo gobierno, que deberá reconstruir la economía nacional.
En suma, un discurso que brilla principalmente por lo que no se dijo. Lampadia