Jaime de Althaus
Para Lampadia
Este fue un CADE ambicioso. Como su nombre lo indicaba, partió de la constatación de que estamos viviendo un proceso de degradación en todo orden de cosas: institucional, política, económica, de seguridad. Entonces se propuso sentar las bases de una regeneración, de la reconstrucción del futuro.
En esa línea la pieza central fue la presentación de una nueva visión del Perú a largo plazo que en realidad consistió en la revisión y actualización de la visión que planteó el CADE en 1996. (Ver en Lampadia: Propuestas de CADE-96 y 2014 – Visión Compartida de Futuro)
El trabajo estuvo a cargo de Luis Carranza que llevó a cabo, junto con el equipo de IPAE, una serie de pre-cades en varias ciudades del país así como consultas con muchos expertos para destilar la propuesta de visión que se presentó.
Carranza hizo una evaluación de qué objetivos de la visión de 1996 se había cumplido y cuales no, por qué, y qué nuevos temas había que agregar.
Este es un trabajo que debe ser socializado en profundidad para alinear los esfuerzos de todos los actores en la consecución del desarrollo nacional. En eso consiste el valor de una visión, en animar las voluntades de todos hacia un mismo norte.
Todas las presentaciones del CADE giraron alrededor de la visión, como complementos contextuales o como reformas que el país debe acometer para lograrla.
Fueron muy buenas las del argentino Andrés Malamud destacando las deficiencias estructurales del desarrollo de américa latina en relación al resto,
La de Andrés Cadena de McKinsey sobre las mega tendencias en la competencia global, pronosticando las “arenas” tecnológicas que más van a crecer en el futuro y cómo así no estamos en ninguna, pero sí podríamos aspirar a participar en porciones vinculadas a los minerales demandados para la transición energética, tales como baterías o vehículos eléctricos, por ejemplo.
Puso énfasis en la necesidad de entrar en ese nivel de desarrollo tecnológico, lo que demanda mejorar sustancialmente a educación pública y privada, algo señalado por varios expositores.
Lo mismo para la incorporación de la inteligencia artificial a fin de transformar nuestra productividad.
Julián Herman de Boston Consulting Group (BCG) advirtió que las economías latinoamericanas no están listas para la adopción de la IA, pues se requiere talento, pensamiento crítico, competencias, para mejorar la salud y la educación, por ejemplo.
Hubo propuestas de reformas en educación, salud a cargo de comités respectivos de IPAE, que tendrán continuidad en CADES especializados en educación y salud.
También se diagnosticó la degradación del sistema de justicia, con propuestas claras vinculadas a la meritocracia, a la eliminación de los supernumerarios, a la recuperación de la oralidad, a la digitalización de expedientes, a la reforma de los códigos procesales y del rol de la Corte Suprema, al ingreso a través de la Escuela Nacional de la Magistratura y a la creación de un fondo para atraer a los mejores estudiantes de las mejores universidades a la judicatura.
También hubo una propuesta de reforma política para regenerar la política a partir de reconectarla con la economía de mercado.
Estos son temas que van a tener seguimiento.
La idea de este CADE, que se repitió en varias presentaciones, es que el Estado y la política se han degradado, carecen de capacidad de agencia y frente a eso solo queda que la sociedad civil asuma la responsabilidad de proponer, guiar y presionar.
El Comité de organizaciones empresariales y laborales que había hecho propuestas contra la criminalidad meses atrás debió presentar una evaluación de los avances y añadir propuestas adicionales, pero hubo poco de eso. Lo que sí planteó, en boca de Luis Villanueva de la CGTP, es que asumía la propuesta de Elmer Cuba e IPAE del Combo Formalizador, y que incluso se convertiría en proyecto de ley para llevarlo al congreso. Un avance muy importante. Lampadia