Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Hace unos días me preguntaron ¿A qué país nos debemos parecer? ¿Qué ejemplo debemos adoptar? Y la verdad, es muy difícil pretender parecerse a otro país, pero sí me parece absolutamente factible, seguir las mejores prácticas de algunos de nuestros países amigos, quienes ya recorrieron el camino que nos toca avanzar.
Pensando en esos términos, revisaba el libro “Canada, what it is, what it can be”, escrito por Roger Martin y James Milway, y quisiera compartir los temas que ellos se plantearon y que merecen discusión o su aplicación al Perú.
Trabajamos más, pero no de manera más inteligente. Países como el nuestro, que tenemos gran potencial para brillar, muchas veces ponemos en riesgo la sostenibilidad de nuestros éxitos, porque no aumentamos nuestra productividad, ni innovamos lo suficiente. El trabajador peruano es muy “recursero”, trabaja con gran ahínco y muchas horas, pero con baja productividad. Nuestro problema comienza por el bajo nivel educativo y, ciertamente, ese termina siendo el factor limitante para la prosperidad. Nuestro trabajador es ingenioso, innovador y creativo, pero su ámbito de acción e impacto es muy limitado, por el tamaño de su negocio: micro, pequeña o empresa individual. No está en nuestra cultura el estímulo para crecer, ser grande y formal, pero tampoco los gobiernos tienen el culto y estímulo para que estas crezcan. Por otro lado, los sucesivos gobiernos no han sembrado el objetivo nacional de hacer crecer al máximo el Ingreso Per Cápita, como medida del éxito o fracaso de la gestión pública.
Debemos tener claro que es muy difícil encontrar en el mundo, un país con una economía competitiva y alto ingreso per cápita, que no haya transferido ese éxito económico en beneficio y prosperidad de sus ciudadanos. La medida de la prosperidad y competitividad de una sociedad, es la capacidad que tiene ésta para proveer las inversiones en servicios públicos.
Hoy en día, el Perú se beneficia de la importante actividad económica desarrollada a partir de sus recursos naturales, tarea que desarrolla con excelencia, pero no está compitiendo en el campo de la innovación a partir de un recurso humano educado, con conocimientos sofisticados y tecnología. Cuidado, que en la historia hemos visto países como Argentina, que descuidó su educación y, con ello, destruyó su economía.
El valor económico se crea con dos elementos:
- Cuántas horas se trabaja.
- Cuánto valor se crea al trabajar, expresado en términos de Producto Bruto por hora trabajada.
Consecuentemente, la Prosperidad se crea conjugando: Esfuerzo en el trabajo, compuesto por:
- Perfil: El componente de fuerza laboral respecto al total de la población.
- Utilización: Porcentaje empleado de esa fuerza laboral.
- Intensidad: Horas trabajadas respecto al personal empleado.
Lo que será relacionado a la Productividad, expresado en términos de Producto Bruto creado por horas trabajadas. Siendo Perfil, el porcentaje de la población capaz de trabajar y producir, no sólo consumir. Utilización, que significa creación de oportunidades de trabajo, de ahí la importancia de la inversión privada. Intensidad, que significa cuánto tiempo dedica al trabajo un ciudadano en edad de trabajar, días efectivamente trabajados al año, descontando vacaciones, feriados u otros.
Factores clave a atender: ¿Somos efectivos creando puestos de trabajo productivos? ¿Trabajamos más horas que nuestros pares? ¿Somos más productivos que ellos? Debe quedar claro que la productividad crece de una de dos formas:
- Mayor eficiencia en el uso de los insumos, lo que se gana con mejor organización del trabajo, automatización, economías de escala, entre otras o
- Mayor valor agregado por cada unidad de insumo, entregando algo especial, único o diferenciado, apreciado y pagado por el cliente. Además:
- Dónde vivimos: Debemos tener presente que las ciudades son centros de innovación y creatividad, por lo que, si las personas viven y trabajan en ciudades, nos harán más productivos. Por otro lado, los clusters estimulan la cooperación, la competitividad e ideas en industrias que innovan.
- Cómo competimos: Las empresas que compiten en base a innovación y creatividad, serán más productivas y contribuyen más al país. Innovación es el resultado de un buen equilibrio entre presión y apoyo.
- Cómo invertimos: Los trabajadores y gestores mejor educados y con más experiencia, se adaptan más rápido a los cambios en el trabajo y aportan más ideas respecto a productos, servicios y procesos de mejora. Inversión en tecnología es el mejor apoyo para mejorar el modelo de negocios, permitiendo que más trabajadores y empresas sean más productivos e innovadores.
Saber que, dónde vivimos y trabajamos, impacta en nuestros resultados económicos. Saber si la gente y las industrias están en áreas urbanas o rurales; si están en clusters o dispersas, tiene un efecto notable en nuestra economía. Debemos ser conscientes que las ciudades son centros de actividad económica, más productivos, fomentan innovación, son centros de conocimiento y creatividad y construyen un “capital social”. Por todo esto, el Perú debe plantearse varias cosas:
- Una mejor y mayor constitución de ciudades, con masa crítica de infraestructura, educación y salud al interior del país.
- Más profesionales de la ingeniería, ciencias y tecnología, pero de la más alta calidad.
- Inculcar el concepto de la máxima competitividad global, en cualquier actividad.
- Inculcar un balance entre consumo e inversión para crecimiento y beneficio futuro.
- Que una buena educación es inversión y que es el mejor predictor de riqueza futura.
- Que el cuidado preventivo de la salud, vacunación infantil, nutrición, anemia cero, actividad física, agua potable y desagüe, son de las mejores inversiones.
- Conectividad para el servicio público y privado son fundamentales.
Debemos decidir la tributación teniendo claro, adónde se produce más beneficio por cada sol que produce la economía ¿en el sector público o reinvirtiéndolo en el privado? ¿Se incentiva más inversión? ¿Contribuye a acercarnos a nuestra prosperidad potencial? Debemos tener claro que cuando aplicamos impuesto a las ganancias, estamos cargando impuestos a la inversión.
Debemos hacer de la innovación una política pública, sabiendo que esta reduce costos y precios al consumidor. Debemos enseñar innovación desde la primaria en los colegios, tomar ventaja del comercio internacional y aprovechar nuestro acceso a software sofisticado.
Finalmente, nuestro objetivo central debe ser eliminar la pobreza, más que reducir la desigualdad. Este último será un objetivo de segunda generación.
Así han surgido los países más exitosos. Lampadia