Por: Felipe Morris
Perú21, 8 de junio de 2021
Hace dos semanas escribí un artículo titulado “Se nos vienen tiempos difíciles”. Resultó premonitorio. Ahora escribo en medio de un empate técnico con más del 97% de votos contados y con Castillo ligeramente arriba. El desenlace es muy incierto, ya que falta buena parte del voto extranjero y la resolución de impugnaciones.
Es evidente la gran polarización en el país indistintamente del resultado, que será recibido con escepticismo por quien pierda y sus seguidores. Esto confirma que se vienen tiempos difíciles en los próximos días y luego, cuando el nuevo gobierno asuma. Los mercados financieros ayer estuvieron muy nerviosos con caídas grandes en la bolsa peruana y un incremento en el precio del dólar, solo contenido por la acción del BCR. Esta incertidumbre de corto plazo solo se podría mitigar si Castillo sale con un mensaje tranquilizador con respecto a sus políticas y equipo técnico, pero no se le ve haciendo eso.
La prensa y la sociedad civil deberían exigir cordura a los candidatos y hacerles ver que quien gane va a tener que formar un gobierno de ancha base que ojalá también incluya en su gabinete a ministros del bando perdedor. Esto sería muy importante al menos en el primer año de gobierno para dar confianza y apaciguar los ánimos de los seguidores del perdedor. La polarización popular, el Congreso fragmentado y las propuestas populistas en la campaña nos garantizan cinco años con muchos sobresaltos y demandas.
Un triunfo de Castillo y una confirmación de su propuesta radical sería nefasta para la economía y los mercados, pero, en caso de un triunfo de Keiko, su gobierno también sería muy endeble, enfrentado a una fuerte oposición, a no ser que convoque a un gabinete plural. En el caso de un triunfo de Keiko, la preocupación sería que Castillo lo desconozca, a lo Trump, y promueva disturbios antes y después del cambio de mando. La presión social y el descontento son evidentes, por lo que no nos salvamos de medidas populistas para apaciguarlos, los que tendrán que financiarse de algún modo.
La gente tampoco parece entender que un cambio crucial para mejorar el bienestar de la población es la reforma política. Nos creímos lo de las cuerdas separadas entre política y economía por años, y era solo un cuento. Sin ella, el futuro del país estará en la cuerda floja y no podremos corregir la descentralización, el funcionamiento del Poder Judicial y del mercado laboral, disminuir la informalidad y hacer una verdadera reforma previsional; todo esto indispensable para desarrollarnos.