Jorge Yzusqui
Perú21, 12 de diciembre del 2025
«El Perú no puede postergar más las reformas que aseguren una educación de calidad».
En el Perú, desde hace años, existe una desconfianza mutua entre el sector público y privado en materia educativa. Esa desconfianza tiene raíces ideológicas que han limitado nuestra capacidad de construir las soluciones necesarias. Hoy, cuando los resultados educativos siguen evidenciando brechas profundas, es claro que trabajar por separado no está dando resultados.
Este 2026 abrirá una oportunidad única para replantear cómo abordamos los desafíos educativos. El Perú no puede postergar más las reformas que aseguren una educación de calidad.
Durante décadas, el sector público y privado trabajaron en paralelo, acumulando experiencias y capacidades que, muchas veces, no lograron articularse entre sí. Esto ha permitido avances, pero también ha limitado el impacto colectivo.
En el país, tenemos iniciativas privadas que han desarrollado un conjunto valioso de aprendizajes en gestión escolar, acompañamiento docente, evaluación formativa, innovación pedagógica, etcétera. Por su parte, las empresas ya invierten en educación en sus zonas de influencia, pero muchas de estas iniciativas no están articuladas entre sí. ¿Por qué no iniciar proyectos piloto conjuntos, transparentes y evaluables en alguna región del país? Pilotos en los que participen el Minedu, aportando su experiencia y rol rector; las iniciativas privadas con sus aprendizajes acumulados; y las grandes empresas, contribuyendo al financiamiento.
Si construimos confianza y trabajamos juntos en experiencias concretas, podremos escalar lo que funcione. El Perú ya no puede seguir dividido: la educación de nuestros estudiantes exige que el sector público y el privado actúen como aliados.






