Ismael Benavides
Expreso, 28 de noviembre del 2025
Recientemente la Cámara de Comercio de Lima evalúo 1045 proyectos de ley presentados en la primera legislatura de este año, y encontró decenas de leyes que podemos llamar tóxicas para la empresa privada; y solo en el periodo 2021-2026 son miles los proyectos anti-empresa. Estas leyes que afectan la seguridad jurídica incluyendo la estabilidad de los contratos, y el propio cambio de la Constitución, crean rigideces laborales que van en contra el empleo, pretenden aumentar la actividad empresarial del Estado, a pesar del desastre de PetroPerú, y limitan la iniciativa privada, crean controles de precios y tasas, y aprueban gasto permanente sin financiamiento. El ataque a la empresa privada no termina en el Congreso, está presente en el Estado con los tramites y permisos interminables, los gobiernos regionales que han adoptado los defectos del gobierno central, y los municipios que acosan a las empresas, pequeñas y grandes, con licencias, tramites y abusos de todo tipo, incluyendo las APPs como hemos visto en Lima. Por último, está el poder judicial cuyos pronunciamientos no son predecibles, y cuando no, corruptos.
Winston Churchill dijo en 1959, “entre nuestros opositores socialistas, algunos de ellos ven a la empresa privada como un tigre depredador al que hay que matar. Otros la ven como una vaca que pueden ordeñar, y solo unos cuántos la ven como lo que realmente es, un caballo dispuesto que tira con fuerza toda la carreta”. Décadas de narrativa anti-empresa desde el Velascato, cuyo desastroso manejo económico y social ha sido detalladamente analizado por el doctor Carlos Adrianzen, pero cuyas secuelas hoy vivimos con el adoctrinamiento de generaciones de peruanos por el SUTEP, y la presencia destructiva de una izquierda que persiste en imitar a Cuba, Venezuela y la hoy colapsada Bolivia que tan entusiastamente pintaron como modelo a seguir, incluso candidatos presidenciales de la próxima elección. Pero a pesar de tener tanto en contra, la empresa privada ha logrado superar todos estos problemas. Como dijera Margaret Thatcher” la empresa privada no es parte del problema es parte de la solución”. A mayor empresa privada mayor bienestar para el país.
La saga de la empresa peruana es extraordinaria. Si nos remontamos a los años 70 el Velascato, en complicidad con La Habana y Moscú pretendió desaparecer a la empresa privada expropiando las tierras agrícolas, la pesca, todas las inversiones norteamericanas en el Perú, y creó 135 empresas públicas excluyendo al sector privado de decenas de actividades, generando enormes pérdidas para el estado. Pero donde se lo permitieron la actividad privada sobrevivió con muchas dificultades. Las pocas empresas privadas que sobrevivieron los años 70, tuvieron que enfrentar la estructura del estado dejada por los militares y encarnada en la Constitución de 1979, que ni Belaunde ni García desmontaron en los 80, y muchas fueron devoradas por la hiper inflación. Es recién a inicio de la década de los 90 con la Constitución del 93, la desregulación, la privatización de empresas públicas y el retiro del estado de actividades empresariales por Fujimori, que empezó a morir el mercantilismo, y los espíritus emprendedores de los peruanos volvieron a renacer.
Mientras, la izquierda sigue acusando a la empresa privada de oligopólica y abusadora, pero los resultados muestran una realidad totalmente distinta. Donde antes había un monopolio estatal de la telefonía con un pésimo servicio, hoy hay 43.7 millones de celulares en manos de peruanos, donde antes había apagones y un monopolio del estado en la energía eléctrica hoy tenemos una potencia instalada de 16.2 mega watts que cubre ampliamente la demanda nacional, donde había 3 bancos del estado hoy hay 21 bancos comerciales que compiten duramente entre sí, y que atienden a más de 22 millones de peruanos con tecnología de punta como Yape y Plin. De una reforma agraria empobrecedora que nos obligó a importar alimentos, hoy exportamos más de US$12 mil millones con una amplia balanza comercial alimentaria positiva. Hemos vuelto a ser el primer país pesquero del mundo después de liquidar la estatal PescaPerú, el desarrollo comercial del retail y la distribución ha sido extraordinario, la minería, a pesar de la oposición de la izquierda, es nuestro primer rubro de exportación y la construcción ha permitido que miles de peruanos tengan un hogar. Todos estos sectores luchan por ser competitivos, pero siguen sufriendo el embate del Congreso y las autoridades. Como dijera el gran presidente Ronald Reagan: “el espíritu empresarial es la fuente de crecimiento de un país”, “las empresas y los trabajadores crean empleos, los gobiernos solo pueden destruirlos”.






