Iván Arenas
Perú21, 21 de noviembre del 2025
«Que no les sorprenda entonces que de aquí a los próximos años se desarrolle con más fuerza todo tipo de estrategias para torpedear las inversiones mineras o ralentizar las operaciones actuales, sobre todo de cobre, el mineral crítico».
Hay una geopolítica alrededor de la minería. Con los precios tan altos, sobre todo del cobre, la plata o el oro, la geopolítica vuelve también con fuerza. Hay una dialéctica de estados que miran siempre sus intereses. Por ejemplo, hay una dialéctica de estados cupríferos que están a la caza de inversiones, miles de millones en inversiones.
Perú es un país politimetálico con una geología rica en minerales, también en tierras raras como en la costa sur que pronto se conocerán con mayor dedicación. No es casual que en los foros de inversión minera se analicen las tendencias geopolíticas.
Que no les sorprenda entonces que de aquí a los próximos años se desarrolle con más fuerza todo tipo de estrategias para torpedear las inversiones mineras o ralentizar las operaciones actuales, sobre todo de cobre, el mineral crítico.
Días atrás, por ejemplo, una ONG, cuyo financiamiento es extranjero, acaba de publicar un “completo informe” sobre las actuales operaciones mineras en el denominado corredor vial sur o corredor minero. El informe apunta sus baterías a Las Bambas, Hudbay, Antapaccay, entre otras y las acusa “técnicamente”; no obstante si uno revisa hay un sin fin de falsedades, confusiones, falta de evidencia, etcétera.
En una de las tantas acusaciones elaboradas en el documento, se responsabiliza a estas tres operaciones de generar inflación en los alimentos como en el precio del pollo semejante a distritos limeños como San Isidro. ¡Increíble!
A todo lo anterior se debe sumar el frente interno. La zona, por ejemplo, ha sido tomada por la economía ilegal e informal y hay un auténtico “copper rush” imparable. Solo como dato. Cuando se bloquea una carretera solo es para el transporte de la minería formal y legal, más no para el informal e ilegal.
En la zona, es decir en el corredor, han aparecido “mineros ancestrales” que se arrogan la total legitimidad de las concesiones mineras y niegan las decisiones del Estado. En suma, han encontrado la fórmula antropológica para validar las invasiones de dichas concesiones.
Hasta hace más de una década ni en Chumbivilcas, ni en Cotabambas, y menos en Espinar, hubo minería cuprífera. ¿De dónde sacan semejante relato? De las ONG, por supuesto.
“Mineros ancestrales con Reinfo”; por más que suene contradictorio semejante sintagma, por un lado, ONG financiadas con dinero extranjero, pero se abre un flanco más: la caballería electoral con sus candidatos que harán campaña contra las inversiones mineras. Recuerden que la explosión de Pedro Castillo sucedió en Chumbivilcas cuando el presidente más basado de la historia reciente entró con caballo a Chumbivilcas. Allí empezó todo.
Todo cuesta arriba si uno lo ve bien. El Perú tiene minas, yacimientos, agua, capital humano, una geología rica; pero pareciese que nada de eso alcanza. Estamos en medio de una dialéctica de intereses de estados y podemos ser las víctimas.






