Luis Carranza
Perú21, 26 de octubre del 2025
«Nuestro Estado es incapaz de sacar adelante los buenos proyectos, pero, por el contrario, tiene una gran capacidad para entorpecer los proyectos privados».
Los estimados de crecimiento para 2026 nos dan un promedio de 2.9%, siendo el pronóstico del Ministerio de Economía y Finanzas el más optimista con 3.2% y el del Fondo Monetario Internacional el más pesimista con 2.7%. Las estimaciones de las agencias privadas, bancos de inversión y centros de pensamiento están en este rango. El Banco Central de Reserva del Perú está en el promedio con un estimado de 2.9%. Nosotros, en Alpha Asesoría Estratégica, estábamos más cerca al FMI, pero luego del octavo retiro de las AFP (¿será el último?) nos movimos al 2.9%. El efecto de este retiro sobre el consumo privado tendría un impacto adicional sobre crecimiento de 0.4% y más que compensará la posible desaceleración de la inversión pública por el reciente cambio de gobierno, con nuevos ministros estrenándose en el cargo.
Ahora bien, ¿cómo han sido las estimaciones del MEF y del BCRP en el pasado? Tanto el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) como el Reporte de Inflación (RI) nos brindan las estimaciones del MEF y del BCRP con anticipación. En el caso del MMM, que se presenta en un año dado, nos da las estimaciones para los siguientes tres años; mientras que en el caso del RI, que se presenta en el mes de diciembre, nos da la estimación del año siguiente y subsiguiente.
Estas estimaciones las presentamos en el gráfico desde 2003 hasta 2025. Esto es, la estimación que se hizo del crecimiento para el año 2013 en el caso del BCRP fue de 6.3% y se registró en el RI que salió en diciembre del 2011; mientras que para el caso del MEF fue de 6% y se registró en el MMM que salió en 2010. El crecimiento realizado en 2013 fue de 5.9%, muy cercano a las proyecciones de ambas instituciones. Pero, ojo, al año siguiente, 2014, las estimaciones que salen en los informes respectivos fueron muy similares, pero el crecimiento fue solo de 2.4%.
De hecho, si miramos el gráfico con detenimiento, podemos percatarnos que desde 2013 hasta 2024, las proyecciones siempre estuvieron por encima del crecimiento realizado. Recién en 2024 vemos un acercamiento entre la estimación de crecimiento y el realizado. De otro lado, entre 2005 y 2008, las estimaciones estuvieron muy por debajo de lo realizado. El error del año 2009 se entiende porque nadie en 2006 o 2007 anticipaba la magnitud de la gran crisis financiera global.

¿Por qué esos errores tan grandes durante tanto tiempo? ¿Tan malos economistas tenemos en el BCRP o en el MEF? No, de hecho, son muy buenos. Lo que ocurre es que las estimaciones de crecimiento que se hacen en el mediano plazo están basadas en el potencial de crecimiento del país. Luego, los factores coyunturales en cada año particular deberían explicar las desviaciones del crecimiento realizado frente al estimado.
Una segunda mirada al gráfico nos permite darnos cuenta de que para el BCRP y el MEF el potencial de crecimiento de la economía peruana estaba entre 6% y 7%, pero ahora ese potencial ha bajado al 3%. Y eso no tiene que ver con factores coyunturales; esos son cambios estructurales profundos que vienen ocurriendo en el país desde el gobierno de Humala, una destrucción de nuestra productividad debida a una larga lista de factores: grandes proyectos paralizados, incumplimientos contractuales, regulación excesiva, y así sucesivamente.
El 7 de octubre estuvimos en Arequipa, en la Universidad Continental, en una conferencia sobre crecimiento organizada por IPAE como antesala a la CADE 2025. Allí les mostraba el impacto que pudo haber tenido el proyecto Majes Siguas II. Debió estar listo hace diez años. Eso hubiera generado 264,000 puestos directos e indirectos de trabajo, dado el salario promedio anual de los trabajadores, se hubiera generado en los diez años un total de 84,000 millones de soles en masa salarial que seguramente se hubiese gastado en bienes y servicios proveídos por empresas arequipeñas, como ropa, enseres, muebles, alimentación, pasando por cortes de pelo y entretenimiento. Aquí no hablamos de exportaciones, ni de impuestos ni ganancias, estamos hablando de la masa salarial que debió crearse y que hubiera generado un gran impacto en toda la región. Y así como este hay muchísimos ejemplos en todo nuestro país.
Nuestro Estado es incapaz de sacar adelante los buenos proyectos, pero, por el contrario, tiene una gran capacidad para entorpecer los proyectos privados o, peor aún, sacar proyectos malísimos que nos cuestan dinero a todos los peruanos (¿le suena la refinería de Talara, estimado lector?). Esta incapacidad es la principal explicación de la pérdida de productividad, que nos ha costado 3% de crecimiento potencial por año.
Si desde 2011 hubiésemos mantenido el crecimiento promedio de 7%, hoy tendríamos un producto por habitante similar al de Chile y podríamos tener una pobreza en torno al 5% y no de cerca de 28% como tenemos actualmente. Se dice que para Albert Einstein el crecimiento exponencial es la fuerza más poderosa del universo. No sé si será cierta esa afirmación, pero sí sé que para 8 millones de peruanos hubiera sido la posibilidad de salir de la pobreza.





