Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Mariátegui les dice el electarado.
Tenemos una población votante terrible.
Una población mal nutrida, que creció anémica.
Con pésima educación y adoctrinados por el SUTEP.
Muchos piensan así o asá de nuestros votantes. Se cree que tenemos un problema cívico estructural por las limitaciones propias de nuestros ciudadanos.
Nunca he estado de acuerdo con esas interpretaciones sobre la calidad de nuestros electores.
Yo pienso que el voto equivocado, que muchas veces va en contra de los intereses del propio votante, en contra del espacio de vida que le permita prosperar y brindar un mejor futuro a sus hijos, no es culpa de las limitaciones del ciudadano.
Los peruanos no son tontos, tienen que jugar con los elementos que tienen a su disposición, con la información que tienen, con lo que escuchan y con lo que se les explica. Desarrollan su criterio político con lo que ven en los medios de comunicación y también, con los silencios que ven por parte de quienes esperarían otros mensajes.
Lamentablemente la política peruana se ha caracterizado por dirigentes que no difunden sus planes de gobierno, que no anuncian sus proyectos y sus programas de trabajo. El mismo Alberto Fujimori, que cambió la política peruana y alentó la recuperación de nuestra economía después de 30 años de estancamiento y empobrecimiento, decía. “Primero se hace, después se habla”.
Durante los años 90 y la primera década del siglo XXI, en general, hemos sido más observadores pasivos de los acontecimientos, que actores y difusores de nuestra nueva realidad, aquella en la que crecía la inversión privada (especialmente en las regiones), bajaba la pobreza y la desigualdad, crecía la clase media, bajaba la inflación, regresaba el crédito a los ciudadanos y se modernizaban nuestra ciudades.
Luego, desde el 2011, con el nacionalismo de Humala, bendecido por Mario Vargas Llosa, el Estado fue ocupado por funcionarios anti-inversión privada, nuestras caducas izquierdas recuperaron el habla, después de estar anonadados por el impacto de la liberación de la economía, los medios de comunicación fueron entregados a las partidas de voceros de las izquierdas y a los ahora llamados caviares, que validaron todo tipo de barbaridades, incluyendo el Golpe de Estado Vizcarra, y se sobre-reguló y asfixió al sector privado. Todo ello enmarcado en el silencio de los protagonistas de la gran recuperación económica y social del país, así como de aquellos que contaban con una perspectiva internacional del desarrollo sostenible de los pueblos.
Hoy en general, la política está ocupada plenamente por las izquierdas, los académicos de izquierda y medios de comunicación, sesgados e irresponsables.
¿Con qué elementos de análisis, con qué información, con qué perspectiva, puede un ciudadano común proyectar su vida y la de la sociedad, si solo se le explica que lo bueno es malo, y que lo malo es bueno?
El vacío de información adecuada es el culpable de la calidad del voto de nuestros ciudadanos, no la anemia, ni la falta de educación. Nuestra gente, a pesar de todas sus limitaciones encierra capacidades muy positivas.
En esencia son gente sana, cuidan sus tradiciones, la gran mayoría son emprendedores, confían en sus propias capacidades, se defienden de un medio adverso con sus familias.
Es culpa nuestra que la gente vote mal, contra sus propios intereses.
Sólo hay que llegar a ellos con el verbo de la prosperidad y el bienestar general, mostrando el camino común a la ‘Tierra Prometida’, ese país exitoso, pleno de inversión y empleo, que nos ofrecen nuestros recursos y la calidad intrínseca de nuestra gente.
¡Involucrémonos en construir un futuro positivo para todos!!!
Lampadia