Scotiabank
Gestión, 24 de setiembre del 2025
Publireportaje
Elaborado por Contentlab
La minería está pasando por un momento especial, con precios de metales en auge. El Perú tiene el potencial y las reservas para aprovechar este auge. Los recursos fiscales generados por la minería podrían transformar el país.
Los aportes fiscales del sector minero son esenciales para el desarrollo del país. Tan solo durante el 2024, sumaron S/18,384 millones, suficientes para multiplicar 17 veces el presupuesto del programa Beca 18. En los últimos quince años, alcanzaron los S/193,683 millones, una cifra con la que se habrían podido construir más de 200 hospitales de alta complejidad o alrededor de 1,700 colegios bicentenarios.
Dado el auge actual, el crecimiento de la minería es modesto, proyectado en 2% en 2025, yla problemática es compleja, con una minería ilegal que representa casi la mitad de las exportaciones de oro, indicó Guillermo Arbe, Gerente Principal del Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank.
Escenario
El contexto mundial actual es excepcionalmente favorable para la minería. Los precios globales están en niveles históricamente altos.
El oro, por ejemplo, alcanzó los US$ 3,700 por onza, acumulando un alza de más de 40% en lo que va del año. Por su parte, la plata llegó a US$ 42 por onza, un máximo en 14 años gracias a la creciente de manda industrial; y el cobre y el zinc también están subiendo. La pregunta es si el Perú aprovechará o no esta coyuntura. Podría hacer lo, ya que el país cuenta con una de las carteras de proyectos más atractivas del mundo para aprovechar esta situación.
Katherine Salazar, analista de minería del Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank Perú, indica que el potencial está ahí, en una cartera de proyectos mineros valorizada en más de US$ 60,000 millones. Sin embargo, opina que se necesita destrabar inversiones y agilizar permisos. El trámite de un Estudio de Impacto Ambiental, por ejemplo, demora en promedio 32 meses. Esa lentitud resta competitividad y aleja inversiones que podrían dinamizar regiones enteras.
Retos y perspectivas
En el frente productivo, el 2025 se perfila con fortalezas y debilidades. «Esperamos un crecimiento entorno al 2% de la producción de cobre, gracias a la entrada en operación de Chalcobamba (Las Bambas) y Ampliación Toromocho Fase 2 (Chinalco) durante el 2024», señala Guillermo Arbe.
Además, agrega que la producción de zinc también mostraría un repunte por el mayor aporte de Antamina. En cambio, el hierro sufriría una caída de alrededor del 15% tras algunos problemas de infraestructura de Shougang.
El oro formal, por su parte, continúa en un ciclo de agotamiento, de minas y aún no logra recuperar niveles pre pandemia. Esto podría cambiar con la entrada en operaciones del proyecto aurífero San Gabriel, que iniciará sus operaciones a fines de 2025 y cuyo verdadero impacto se sentirá recién el 2026.
Una gran sombra que se cierne sobre el sector es la minería ilegal. El 2024 representó un estimado de 45% de las exportaciones de oro, superando los US$ 7 mil millones. En el primer semestre de 2025 esa participación subió a un estimado de 48%. En otras palabras, casi la mitad del oro que sale del país no pasa por los los circuitos circuitos formales. Siesta actividad ilegal se formalizara, no sólo bajaría la delincuencia en el país, sino que mejoraría las condiciones laborales y aumentaría el aporte de la minería al fisco para su uso en el desarrollo de infraestructura y servicios.
Así como los recursos que genera la minería son cruciales para el desarrollo del país, la minería es particularmente importante para las regiones en donde operan. El canon y las regalías mineras han sido esenciales para llevar salud, educación y comunicaciones a regiones que antes permanecían olvidadas. Se trata de un sector que ya demostró ser capaz de darle un nuevo rostro al país. En zonas donde la agricultura es de subsistencia, la minería permite generar empleo formal, impulsar el comercio local y financiar infraestructura básica,.