Domingo García Belaunde
Perú21, 19 de agosto del 2025
«Al parecer la SUNAT se esmera en mostrar una de sus facetas: la de cobrador y a veces llegando al acoso. Visitas continuas, vigilancia con personal administrativo que se instala en sus oficinas para supervisarlos y esto en forma reiterada».
Es bien sabido que desde siempre ha existido un modo en cómo el Estado se surtía de recursos. Y esto desde siempre, pero con la seguridad de que los métodos han evolucionado en el tiempo. Asi, en la antigüedad existía el saqueo o la confiscación, pero todo eso se ha ido eliminando paulatinamente. El Estado moderno recurre al tributo, que es la manera moderna como se obtienen recursos públicos.
En cuanto al Perú se refiere, los estudios tributarios en forma se inician en los años treinta del siglo pasado. Más tarde, apoyados en entidades internacionales se fue a la modernización, y esto empieza, creo, en 1968. Y por cierto, se aceleró en la época de Fujimori y sigue hasta ahora.
Pero lo que nadie toma en cuenta es que el ciudadano común y corriente debe tener lo que se llama “conciencia tributaria”, es decir, saber que hay que pagar impuestos para que el Estado cumpla sus fines, en especial, la salud, la educación y la seguridad —interna y externa—. Y esta sensación no existe como lo demuestra el hecho de que cuando llegó el COVID-19 no había oxígeno en los hospitales y tuvimos más de doscientos mil muertos. Con tales hechos, el ciudadano ve que sus impuestos no han sido bien usados, y surge la desconfianza frente al tributo. Y esto es una realidad que hay que aceptarla y superarla.
Pero al parecer la SUNAT se esmera en mostrar una de sus facetas: la de cobrador y a veces llegando al acoso. Visitas continuas, vigilancia con personal administrativo que se instala en sus oficinas para supervisarlos y esto en forma reiterada. Y oficios que se envían para que el supervisado se acerque a determinada dependencia para que aclare dudas que muchas veces están destinados a fastidiar al contribuyente. Y esto último ha llegado a la insignificancia. Los llaman telefónicamente para recordarles un pago aún no resuelto o quizá demorado. De ahí que algunos han reinventado el nombre de esta entidad a la que ahora llaman SUNET: ”Superintendencia Nacional de Extorsión Tributaria”.