Juan Stoessel
Perú21, 10 de agosto del 2025
«El Ministerio de Cultura no ata ni desata. Su gran propuesta es rehacer los estudios que ya se hicieron antes de pandemia, o sea, la mecedora».
En 2022, el Ministerio de Cultura (Mincul) de Betssy Chávez tomó una decisión populista y antitécnica, otorgar 1,000 boletos diarios a Machu Picchu para venta directa en el pueblo. Tres años después, ¿qué es lo que decide el Mincul de Fabricio Valencia luego de constatar que esta medida solo trajo colas kilométricas, reventas abusivas, boletos fantasmas, cero transparencia y muy malas experiencias para el turista? Pues insistir en el error. La semana pasada anunciaron que se mantiene la venta presencial, pero en versión “mejorada”. Ya no habrá dos colas interminables (una para el preticket, otra para el ticket), ahora solo habrá una cola interminable. ¡Eso se llama progreso!
Una mala idea no se vuelve buena a punta de repetirla. Y esta sigue siendo tremendamente perjudicial. Reduce entre 20% y 25% los boletos disponibles para venta en plataformas digitales, que son las que usa la inmensa mayoría de turistas. Permite que se atraiga al viajero con falsas promesas de tickets, solo para hacerlo pernoctar una o dos noches en el pueblo. Expone al visitante a colas inacabables, que en la era de las redes sociales dan la vuelta al mundo, mellando la imagen del destino. Y nunca se venden las mil entradas diarias; en promedio 350 boletos quedan sin usarse por día. Es decir, Machu Picchu pierde al mes 10,500 turistas, que hubiesen gastado US$100 por día en promedio, esto es, más de 1 millón de dólares mensuales que Cusco deja de recibir por culpa del populismo.
Varios tour operadores internacionales ya han dejado de ofrecer Perú como destino. Es difícil vender la maravilla mundial sin certeza de que habrá entradas para visitarla. Considerando que en 2025 se proyecta recibir solo 3.6 millones de turistas vs. 4.4 millones de 2019, este desmanejo de nuestro principal atractivo es un crimen. Machu Picchu Pueblo no existió hasta 5 siglos después de la construcción de Machu Picchu, así que no hay derecho histórico, solo afán de aprovechamiento. Se pintan como el pequeño plantando cara ante el fuerte, pero es exactamente al revés. Ellos son Goliat imponiendo su voluntad a la fuerza en desmedro del resto de cusqueños. Privilegiando el interés propio sobre el interés común.
Mientras, el Mincul no ata ni desata. Su gran propuesta es rehacer los estudios que ya se hicieron antes de pandemia, o sea, la mecedora. Es hora de que el Mincetur participe activamente en la gestión de Machu Picchu. Se debe eliminar la venta presencial y comenzar a implementar el plan de reordenamiento. La inacción no hace sino perjudicarnos a todos, para favorecer a unos pocos.