Ismael Benavides
Expreso, 1 agosto del 2025
La izquierda criolla y sus compañeros de ruta, los caviares limeños, acompañados por buena parte de los medios de prensa nacionales se rasgaron las vestiduras con la acertada apreciación de la presidenta Dina Boluarte sobre la crítica situación socio económica del país altiplánico, otrora modelo de Verónica Mendoza y lo más graneado de la izquierda peruana, incluyendo a su novel candidato Vicente Alanoca cercano a Bolivia por su ascendencia aymara. Sin embargo, convenientemente olvidan la grosera interferencia de Evo Morales en la política peruana, particularmente durante el Gobierno de Alan García y más recientemente con sus actividades en el “Runasur”, durante el Gobierno de Pedro Castillo y después de su caída, así como la inamistosa actitud del gobierno Boliviano con la Presidenta Boluarte después de asumir la Presidencia constitucionalmente.
Cabe recordar que en la V Cumbre de América Latina y el Caribe y la Unión Europea realizada en Lima en mayo del 2008, Evo Morales entonces Presidente de Bolivia tuvo varios incidentes con el anfitrión, el Presidente Alan García. Empezó diciéndole gordo a García, mientras él hacía deporte y posteriormente a raíz de la decisión de Perú y Colombia de negociar tratados de libre comercio por separado con la Unión Europea, acusó al gobierno peruano de neoliberal y de tratar de destruir la Comunidad Andina, a lo que García replicó que la visión de Morales era catastrofista y que el Perú defendía un modelo de producción, e inversión y libre mercado y quería ampliar el acceso a mercados internacionales, mientras Morales decía que su modelo era soberano y antiimperialista ¿?. Morales continuó interfiriendo en la política peruana y García le replicó “el Perú solo tiene un presidente, y un sistema político y no obedece al sistema político de otro país”. Entre los disparates que continuó diciendo Morales en esa cumbre dijo textualmente” Si queremos acabar con la pobreza, solo se puede hacer acabando con el sistema capitalista y el modelo neoliberal. El sistema capitalista es sinónimo de muerte”. Palabras proféticas para la muerte del “Modelo Boliviano”.
Pero la irreverencia y altanería de Evo Morales continuó en ese evento, con la complicidad de sus socios Bolivarianos y la soterrada de los caviares europeos. Al no poder defender más su modelo económico acusó al Perú de permitir la instalación de bases norteamericanas en nuestro territorio, a lo que Alan García respondió que era una mentira, “Habría que decirle como Juan Carlos de España, ¿Por qué no te callas? Metete en tu país y no te metas en el mío, ya estas jalando demasiado la pita, así que ten cuidado con las consecuencias de lo que estás haciendo”. El Perú terminó denunciando a Bolivia ante la OEA por injerencista.
Gracias a ese modelo que estatizó el principal recurso natural de Bolivia, el gas, creó decenas de empresas públicas ineficientes que tenían pérdidas todos los años, se aisló del mercado financiero internacional, para recibir dádivas de Venezuela, China e Irán entre otros, convive con el narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, ahuyentó la inversión nacional y extranjera. También congeló el tipo de cambio desde Noviembre del 2011en 6.90 pesos bolivianos por dólar hasta ahora, y hoy el mercado libre está en 16.00. Congeló el precio de los combustibles con enormes subsidios, así como los precios de varios alimentos y productos básicos, en suma, una copia del “exitoso” modelo venezolano, a dónde va claramente Bolivia como lo anticipó la presidenta Boluarte.
Gracias a los resultados de ese modelo que terminó siendo insostenible, a partir del 2023 la inflación se disparó de 2.1 a 10% anual en el 2024, es decir casi 5 veces, y en los últimos 12 meses a junio 2025 la inflación es 24%, destacando los alimentos en 25% y los productos básicos en 58%. El déficit fiscal subió de 10.9 por ciento del PBI en 2023 a 12% en 2024 y en el 2025 lleva un ritmo de 15%, que no es financiable con crédito externo pues Bolivia es un paria en el mercado internacional y el déficit se está financiando con maquinita y por supuesto inflación que es el peor impuesto a los más pobres. A pesar de ello el gobierno Boliviano sigue subsidiando a los combustibles que importa; en el 2023 los subsidios costaron US$ 2,000 millones, en el 2024 US$ 3,000 millones, y en el 2025 han presupuestado US$2,900 millones, cercano a 6% del PBI, y lo peor es que según el FMI, el 50% del subsidio va al quintil de más altos ingresos y solo el 7% va para los más pobres, y además se estima que US$ 600 millones de combustibles fugan a países vecinos.
No le falta razón a la Presidenta cuando califica a Bolivia de país fallido, el país va camino a una implosión con consecuencias muy graves para el pueblo Boliviano, cuando el Perú ha demostrado un modelo económico social estable, resiliente y creciendo en beneficio de su población, basado en una Constitución moderna. Los números hablan por sí solos.